
Del verso a la prosa: bienvenida realidad

Por Javiera Arce-Riffo, Institute of the Americas- University College London
Un discurso extenso marcado por la moderación fue el que efectuó el Presidente Gabriel Boric este 1 de junio. De sus palabras se pudo deslizar la necesidad de superar la contingencia de los últimos meses, y tratar de marcar un camino hacia las reformas estructurales que prometió durante su campaña.
En más de dos horas, el Presidente realizó múltiples guiños, primero a sus antecesores, haciéndose cargo de lo difícil que es gobernar y reconociendo episodios de falta de empatía de antaño. Por otro lado, da cuenta de su madurez política haciendo un sentido llamado, incluso a sus propios adherentes, a respetar las críticas provenientes de diversos sectores, ante la intransigencia y descalificaciones de partidarios de Apruebo Dignidad, a modo de reestablecer el intercambio legítimo de ideas en la esfera democrática.
En lo concreto, el discurso se dividió en cinco ejes: derechos sociales, aspectos institucionales, justicia y seguridad, economía y medio ambiente. Los anuncios estuvieron marcados por la incrementalidad de los anuncios (gradualidad), destacando las medidas de género y las políticas de corresponsabilidad, pero poco concretas en lo institucional y descentralización. Respecto de las medidas económicas, se destaca el llamado a mejorar la productividad, pero sorprende el optimismo en la cifra de crecimiento de 4%, cuando las proyecciones plantean a lo mucho un 2%. Sobre las medidas medioambientales, nada muy concreto, sino retomar lo que ya se empezó antes. No deja de llamar la atención la tendencia de la izquierda a tener una agenda basada en el extractivismo por sobre el cuidado del medio ambiente, la cual se repite con Boric.
Los otros anuncios ya son conocidos y repetidos con anterioridad por otros presidentes, como reducir las listas de espera, incrementar el aporte a la educación pública, un paulatino pago de las deudas universitarias, el tren a Valparaíso. Todas estas medidas van a depender de algunos detalles; primero, de la musculatura política que se tenga para negociar en el Congreso, ya que con los votos que poseen ambas almas de la coalición de gobierno no son suficientes. La labor del ministro Jackson, hasta ahora, ha sido bastante débil, sobre todo para ordenar la bancada de Apruebo Dignidad, por lo que se espera que el ministro de Hacienda, Mario Marcel, tome el protagonismo. Lo segundo, los ritmos sobre los cuales el Ejecutivo trabaje. Hasta ahora, no se han ingresado proyectos sectoriales, y la contingencia por la violencia y la inflación se han tomado la agenda de gobierno. Es de esperar que los anuncios se materialicen antes del plebiscito, ya que existen consensos generales respecto de algunas de estas medidas, sobre todo la reforma tributaria y la agenda de pensiones.
A pesar de todas las críticas que se puedan hacer, por lo menos el rumbo, que era lo importante marcar en esta cuenta pública, ha quedado establecido. El éxito/fracaso del gobierno dependerá de su coalición, de la capacidad de priorizar y ordenar a sus bancadas parlamentarias, poner énfasis en los cambios planificados y graduales; menos poesía y más prosa, como decían por ahí. Realismo sin renunciar a las transformaciones.
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