Opinión

Depende

José Antonio Kast durante el debate de Archi. Diego Martin /Aton Chile Diego Martin

Se acabó el tiempo -dijo mirando a los periodistas con una mezcla de entre fastidio y agotamiento. O: depende (¿frase del año?), cuando no quería aclarar su postura en alguna materia complicada, frente a la que había que responder sí o no.

Respuestas evasivas o vagas que se repitieron cuando se le preguntó si indultaría a Miguel Krassnoff, recorte fiscal, las multas por el Tag y eutanasia, en los que evitó fijar una postura clara.

Esto es serio, porque, a una semana de la segunda vuelta, José Antonio Kast encabeza las encuestas y, a pesar de ser posiblemente el nuevo Presidente de Chile, ha decidido que su hábil estrategia del “gobierno de emergencia” -que solo se aboca a tres temas- se traduzca en una política comunicacional también “de emergencia”, en que en la práctica no contesta nada que lo saque de la estrategia. Nada que espante votantes, más bien.

Eso incluye no entrar en temas que consideran no “de emergencia”, como los que ellos denominan temas valóricos, que en realidad incluyen los derechos de las mujeres, o el derecho a morir en paz sin que el Estado obligue forzosamente a vivir una agonía. En tales casos, el candidato se da un largo rodeo para no contestar categóricamente. A regañadientes contestó que parece que vetaría la eutanasia, aunque con un “depende” primero. “Depende... La reenviaría al Congreso si es que no tuviera las consideraciones humanas necesarias de los cuidados paliativos “, contestó.

Es raro que no sepa cómo viene una ley que ya lleva 10 años de tramitación. Y siendo que en este tipo de materias él se ha opuesto a todo -desde a la píldora del día después hasta el matrimonio igualitario, pasando, por cierto, por el aborto en tres causales-. Algo que ahora no se habla. ¿Pero no se hablará durante todo su gobierno? ¿Hay un compromiso formal de no retroceder en derechos y libertades en los próximos cuatro años? Depende…

La política comunicacional “de emergencia” no solo es respecto de esos temas, sino que también incluyó evadir respuestas a los temas propios de la emergencia, como son migración, seguridad, empleo y crecimiento. Aún no ha explicado cómo hará el recorte de seis mil millones de dólares en 18 meses sin recortar gasto social. Y en el debate Archi, tampoco contestó a las sucesivas preguntas de Constanza Santa María acerca de cómo va a expulsar a 300 mil migrantes irregulares que se encuentran en Chile, en términos prácticos y concretos. “No los voy a echar, los vamos a invitar a irse (…). A las mismas personas que los tienen contratados les vamos a decir que les paguen el pasaje de regreso”, afirmó. ¿Cómo va a obligar a los empleadores? ¿Qué empleadores?

Se notó el enorme esfuerzo de Kast por seguir la consigna de no “pisar el palito” de Jeannette Jara, en estrategia de directa confrontación y, a ratos, pasada de revoluciones. (Lo de Jara tuvo, hasta cierto punto, efecto “kriptonita” en él, al mostrarlo cansado y sin energía ni respuestas; pero no se sabe si la ayudará a conquistar votos: eso ya es más dudoso, pues solo se la vio presionándolo a él, sin poner sus propuestas sobre la mesa).

El problema de que Kast conteste vaguedades o “dependes” a pocos días de la segunda vuelta no es solo para sus contrincantes, sino para quienes piensan votar por él, por su promesa de entregar grandes resultados en migración y seguridad. Ellos se merecen saber cómo lo va a hacer. Y quienes piensan que con Kast la economía va a despegar, también tienen derecho a saber cómo y cuándo. Y quienes adhieren a él como “mal menor” porque piensan que no tocará gasto social y que no entrará en otros temas (es decir, la llamada “batalla cultural), merecen claridad completa de parte del candidato en tal sentido.

Eso es un voto informado, y para eso se hacen estos debates. Evadir preguntas de los periodistas no puede permitirse a un candidato o candidata, menos si está ya eligiendo equipo y redactando decretos, pues está confiado de su triunfo.

El cuestionamiento más certero a su performance, y las dudas que deja, no vino de Jara ni de su equipo, sino que de algunos de sus aliados de Chile Vamos, que miraron con preocupación lo sucedido en el debate.

“Espero que esto sea solamente parte de una estrategia, que por lo demás es verdad que le ha resultado, y que realmente no signifique que el candidato no tiene respuestas para todas las preguntas que ha decidido no contestar”, dijo la diputada Ximena Ossandón a La Tercera.

¿No responde porque no sabe cómo lo va a hacer? ¿O no responde, y navega al ritmo de los “depende” y “se acabó el tiempo”, porque sabe lo que va a hacer, pero no lo quiere decir para no espantar votantes?

Ambas cosas serían muy graves.

Especialmente porque a los electores sí que se les acabó el tiempo para decidir por quién votar.

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