Desempeño del turismo



Faltando poco para que concluya oficialmente el verano, ya se ha comenzado a proyectar cifras del desempeño del turismo en Chile durante esta temporada alta.

Principalmente la caída de visitantes argentinos, que como Federación de Empresas de Turismo de Chile estimamos será de un 40% en promedio (diciembre-marzo), sumado al impacto negativo que ha tenido en algunos destinos del país, las emergencias originadas por las lluvias altiplánicas en el norte y los incendios en el sur, provocarán una merma en relación a la temporada anterior.

De acuerdo a estimaciones de la Subsecretaría de Turismo, la baja estaría en torno al 17%, mientras que en Fedetur prevemos que la caída podría acercarse al 20%. Pero más allá de las cifras que se proyectan, y que recién se podrán consolidar una vez concluido el verano, este retroceso de la actividad impone una serie de desafíos que debemos abordar con una visión planificada y de largo plazo para la sustentabilidad del turismo en Chile.

Un primer desafío se refiere a no depender tanto del mercado argentino. En los últimos años, durante el explosivo auge que ha exhibido el sector, que tuvo su máxima expresión con el récord de turistas extranjeros que se registró en 2017 (6 millones 400 mil visitantes), el mercado argentino ha representado en promedio sobre el 50% de esas llegadas, impulsado principalmente por el turismo de compras.

Como país debemos tener la capacidad de atraer a otros mercados estratégicos, como es el caso de Brasil, y apuntar también a destinos lejanos como Estados Unidos, Europa y Asia; entre otros aspectos, porque son turistas que promedian una mayor estadía y gasto. Una muestra de eso es que en 2018, si bien cayó la llegada de extranjeros (5 millones 700 mil), la generación de divisas del sector se mantuvo en 4 mil 200 millones de dólares (igual cifra que en 2017), por el aumento de visitantes brasileños y de destinos lejanos.

Si queremos dar un salto en este sentido, la promoción internacional es un pilar importante para lograrlo, ya que debemos poner en la vitrina mundial el valor de los innumerables atributos que tiene Chile y su diversidad de destinos vinculados a la naturaleza. Aquí hay que ser muy estratégicos si queremos ser competitivos, y parte de esa estrategia pasa por inyectar más recursos a la promoción, ya que seguimos debajo de competidores directos.

Un segundo desafío es romper la estacionalidad del turismo, actividad que en gran medida se concentra en los meses de verano. Y como país tenemos la posibilidad de hacerlo, por ejemplo, aprovechando la nieve durante los meses de invierno, el buen clima que ofrecen las playas y valles del norte del país durante todo el año, y la magia de la naturaleza prístina en el sur del territorio.

Esto contribuiría a hacer más sustentable la actividad, considerando que es una industria donde el 95% de las empresas son pymes, y que en su mayoría dependen de cómo les va en el verano.

Finalmente, debemos tomar conciencia de que las emergencias provocadas por fenómenos naturales son situaciones con las que convivimos de forma permanente. Tanto la industria, como el país, deben internalizar este escenario y operar en función de esa realidad, trabajando un plan de seguridad turística y planificando respuestas oportunas y adecuadas para limitar el impacto en el turismo.

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