ECONOVID-20: Vitamina C para los informales

El Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a Ignacio Briones, ministro de Hacienda, en La Moneda. FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

El plan propuesto por el Presidente y el ministro de Hacienda es un buen pie, pero es muy tímido en cuanto no auxilia por completo a más de 3 millones de personas.



Fiebre, cansancio y una tos seca, de esas que no puedes detener. Estos son algunos de los síntomas que se han descrito respecto del terrorífico virus que vino a ponerle un alto a todo el mundo. Su impacto ha afectado no sólo la salud de miles de personas, sino también otros aspectos, como por ejemplo, la posibilidad de relacionarse unos con otros. Y claro, como era de esperarse, la economía no es inmune al microorganismo. Evidencia de esto fue el oportuno plan que anunció el Presidente junto al ministro de Hacienda, cuyo principal objetivo es socorrer a las empresas y trabajadores de la crisis que estamos viendo.

Si bien quedé gratamente sorprendido, me percaté de que a pesar de todo lo que hemos recorrido con aquellas abultadas y a veces contraproducentes medidas de protección social, seguimos equivocándonos en un mismo punto: no estamos considerando del todo a aquellos trabajadores que no son cubiertos por el Seguro de Cesantía (SC) y que, en su mayoría, son los más vulnerables producto de la informalidad. El plan propuesto es un buen pie, pero es muy tímido en cuanto no auxilia por completo a más de 3 millones de personas. Mientras los trabajadores formales tendrán a su disposición US$2.000 millones de inyección al ya fortalecido SC -que les permitirá estos meses mantener cerca de un 60% de sus últimos ingresos, además de mantener sus empleos-, el otro grupo, que ya recibe un sueldo 60% menor que el de los formales, deberá contentarse con recibir 50 mil pesos por carga familiar por una sola vez, y sin un puesto de trabajo asegurado.

El virus nos plantea nuevas dudas: ¿Tiene sentido perpetuar una cierta forma de entrega de beneficios? ¿Qué ocurre con el Ingreso Básico Universal (IBU)? Esta medida, que consiste en una asignación mínima a los miembros de una comunidad, sin ningún tipo de condición adicional ni exigencia de gasto, es una opción que está siendo considerada por otros países para paliar los problemas que se avecinan. Por ejemplo, en Estados Unidos, se está discutiendo la creación de un Pago Básico Universal de US$1.000 por mes, hasta que el COVID-19 deje de ser una emergencia de salud pública. Alternativas como esta permiten estimular la economía y disminuir la excesiva burocratización que conllevan las políticas focalizadas, cuyos beneficios muchas veces penden de un espítiru clientelista del burócrata de turno. ¿Por qué no evaluar su aplicación? Un IBU transitorio, junto a un mercado laboral más flexible, podrían incluso ser las respuestas a problemas que arrastramos de antes.

Lo cierto es que todo lo que estamos viviendo me ha hecho pensar sobre la falta de intrepidez que tenemos en lo que respecta a la búsqueda de soluciones. Hemos estado relativamente cómodos en este sistema que no ha hecho más que aletargar nuestra posibilidad de innovar y desarrollarnos. Es tiempo de recuperar aquella audacia que en un momento nos posicionó como reformistas liberales, capaces de romper el status quo y los intereses preestablecidos, en pos del progreso de y para todos. Si vamos a buscar curas, que no sean solo para algunos.

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