El Apruebo de Amnistía Internacional



Por Rodrigo Bustos Bottai, Director Ejecutivo de Amnistía Internacional Chile.

Quizás a algunas personas les ha sorprendido que Amnistía Internacional esté lanzando la campaña “Aprobar es Humano” de cara al plebiscito del 4 de septiembre. Sin embargo, ello no debiera asombrar. Hemos sido siempre tajantes en que somos imparciales e independientes de cualquier partido político, por lo cual nunca tomamos posición en elecciones de personas para cargos específicos. Sin embargo, lo anterior no significa ser neutrales cuando lo que está en juego son avances o retrocesos en materia de derechos humanos. Por ello, por ejemplo, participamos realizando incidencia en el Congreso, cuando las leyes o los proyectos de ley no están alineados con los estándares internacionales de derechos humanos. Es por ello también que con anterioridad hemos tomado posición en otros procesos eleccionarios, como el referéndum sobre el aborto en Irlanda de mayo de 2018 o el referéndum sobre el matrimonio igualitario en Australia en 2017.

En el caso de la disyuntiva histórica en la que Chile se encuentra en estos momentos, Amnistía Internacional viene diciendo hace años que el país necesita una nueva constitución, pues la actual no reconoce varios derechos y contiene normas que han constituido- en algunos casos- una barrera para el real disfrute de estos derechos fundamentales.

Partiendo de esta base, hicimos campaña durante el plebiscito de entrada a favor del Apruebo y en ese momento afirmamos de manera enfática que nos íbamos a preocupar especialmente de dos cosas esenciales. Lo primero era que este proceso debía ser participativo y abierto a la ciudadanía, cuestión que consideramos que se cumplió ampliamente, no solo por las diversas elecciones involucradas, sino también por la existencia de mecanismos que han permitido la participación de manera igualitaria de las mujeres y de grupos tradicionalmente discriminados, como los pueblos indígenas y las personas con discapacidad y, por último, la existencia de 955 audiencias públicas y la posibilidad de presentar iniciativas populares de norma.

El segundo punto era que los derechos humanos estuvieran en el centro de la nueva Constitución. Este requisito fundamental no solo se cumple debidamente, sino que Chile pasaría a tener un texto constitucional que nos pondría a la vanguardia respecto a la incorporación de los derechos establecidos en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. La acción del Estado tendría como fundamento los derechos humanos, como se establece, entre otros, en los artículos 1, 15, 16 y 19. Pero, más en general, la nueva constitución está permeada completamente por un enfoque de derechos humanos y, de manera especial, creemos que se cambia el paradigma respecto a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, cuyas vulneraciones y desigualdades en su ejercicio estuvieron en gran parte en la base de las manifestaciones que llevaron al actual proceso constituyente. Dichos derechos se reconocen de manera robusta y ello permitirá comenzar un camino para mejorar las condiciones de vida de las personas, en temas como acceso a la vivienda, pensiones dignas, trabajo decente y los derechos al agua, a la educación y a la salud.

En septiembre nos enfrentaremos a dos opciones que van a determinar el futuro de las actuales y futuras generaciones. No hay otras opciones, son solo dos. Por un lado, la ciudadanía podrá aprobar y abrir la puerta a una Constitución que favorece la igualdad de derechos y que establece un catálogo de derechos coherente con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos como ninguna otra en nuestra historia republicana. La otra alternativa que tendremos el 4 de septiembre es rechazar y quedarnos con la Constitución de 1980 que ha demostrado múltiples veces ser un obstáculo para el ejercicio de derechos de las grandes mayorías. En esta disyuntiva, desde Amnistía Internacional no lo hemos dudado y tenemos clara nuestra posición. Hemos decidido ponernos en la vereda de la justicia y la dignidad, por eso vamos por el Apruebo.

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