El desafío de erradicar el hambre durante la pandemia de Covid-19



Por Israel Ríos, oficial de nutrición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe

Según un nuevo informe de Naciones Unidas, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI, por sus siglas en inglés), el hambre mundial empeoró de forma espectacular en 2020.

Aunque todavía no se ha medido por completo el impacto de la pandemia, el informe estima que, en 2020, cerca de la décima parte de la población mundial padeció hambre, lo cual puede suponer hasta 811 millones de personas.

Más de la mitad de la población subalimentada (418 millones de personas) vive en Asia; más de un tercio (282 millones) vive en África; y en América Latina y el Caribe son 60 millones de personas subalimentadas.

Aunque América Latina y el Caribe solo representa alrededor del 8% del total mundial, la región sufrió, sin embargo, un deterioro significativo en sus indicadores.

En comparación con 2019, alrededor de 14 millones de personas más se vieron afectadas por el hambre en América Latina y el Caribe en 2020. El 9,1 por ciento de la población total de la región padece hambre, un aumento de 2 puntos porcentuales entre 2019 y 2020.

Además de ello, el aumento de la inseguridad alimentaria moderada o grave fue más pronunciado en América Latina y el Caribe —9 puntos porcentuales de 2019 a 2020— que en cualquiera otra parte del mundo: en África aumentó 5,4 puntos porcentuales, mientras que en Asia creció 3,1 puntos.

Según el SOFI, en América Latina y el Caribe, el 41 por ciento de la población padeció inseguridad alimentaria moderada o grave en 2020, y el 14 por ciento padeció inseguridad alimentaria grave.

También se observaron aumentos marcados de la inseguridad alimentaria en la mayoría de las subregiones: los niveles de inseguridad alimentaria grave alcanzaron el 11% en América Central y el 13% en América del Sur.

Y en el Caribe, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave fue del 71,3 por ciento en 2020, casi las tres cuartas partes de la población. De ellos, más de la mitad se enfrentaba inseguridad alimentaria grave: el 39 por ciento de la población.

Por todo lo anterior, ahora más que nunca es fundamental impulsar una transformación de los sistemas alimentarios, con acciones concretas que impacten de manera positiva sobre la pobreza y la desigualdad, ya que, producto de su alto costo, una dieta saludable está fuera del alcance de 113 millones de personas en América Latina y el Caribe.

Esta necesidad urgente ha llevado a las Naciones Unidas a convocar la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios en septiembre de 2021. Esta cumbre buscará poner en marcha nuevas y audaces medidas para lograr cambios tangibles y positivos en los sistemas alimentarios del mundo.

Para ello, se reunirán los países con los principales actores del sistema alimentario mundial, y agentes claves para la transformación, como los son productores, consumidores, pueblos indígenas, organizaciones juveniles, y activistas ambientales, del mundo de la ciencia, los negocios, la política, la salud y la academia, así como otros interesados fundamentales.

El deterioro de la inseguridad alimentaria a nivel global y regional requiere que adoptemos medidas urgentes para volver a la senda de la erradicación del hambre, mediante transformaciones que garanticen una mejor nutrición, una mejor producción y un mejor medio ambiente para una mejor vida.

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