Opinión

El discurso de Milei

Natacha Pisarenko

SEÑOR DIRECTOR:

El empalme discursivo de Milei es muy propio de retóricas populistas. Un mosaico inquisidor. “La casta tiene miedo” y “hasta que no quede ninguno” apuntan a lo mismo: la disyuntiva entre buenos y malos encarnada en la lucha del pueblo virtuoso contra la élite (o casta) corrupta.

El problema no es solo que divida a la sociedad argentina entre santos y diablos. Lo grave es que promete, más que combatir, erradicar a los segundos. De ahí la agresividad de su discurso, marcado como por una guerra, y lo violento de su desplante escenográfico.

Observado el fenómeno, es posible explicar el ascenso de Javier Milei por su conexión con “la bronca” de la ciudadanía argentina. Sin embargo, justificar la acción política que opera en su discurso es otro cuento. Los populismos, más que sanar, erosionan democracias.

Matías Jeanneret

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