El gambito de la dama



Por Roberto Méndez, Escuela de Gobierno UC

La dama hizo su movida y el gobierno está en jaque (sí, también estoy viendo la serie). Pero, un pequeño grupo de peones (18 diputados), tuvo la valentía de votar en contra del audaz gambito: una dudosa reforma constitucional para disponer del segundo 10% de los fondos previsionales. Entre estos diputados hay 17 de la coalición de gobierno, más un solitario representante de la oposición (Auth). Digo valientes, porque se requiere coraje para ir en contra de una marea populista que supera todo lo que conocíamos.

La jugada es potente: a favor del proyecto votaron todos los diputados de la oposición más (esto es lo increíble) ¡48 diputados del oficialismo! Un humillante portazo al Presidente y su gobierno, difícil de comprender o justificar. Estos diputados, que supuestamente comparten una misma visión con el gobierno, no solo votaron por un proyecto discutible, sino que, mucho más grave, contribuyeron a demoler la institucionalidad al apoyar un resquicio legal que, en los hechos, termina con la iniciativa exclusiva del Ejecutivo y pone en entredicho la vigencia del régimen presidencial. Hay que entenderlo bien: esto no es un tema de repartir con más o menos restricciones, es un jaque directo a la autoridad presidencial.

La intimidación suele ser parte de una buena estrategia, y es el caso. Algunos vociferantes lanzan terribles amenazas ante la posibilidad que no se aprobara la propuesta. Y, alguna encuesta ingenua o simplemente mal formulada, ha contribuido al temor: obviamente las personas prefieren recibir fondos de inmediato a ahorrar para el futuro (es la razón por la que todos los sistemas previsionales del mundo exigen cotización obligatoria). Algunos diputados, de los que se rindieron, llegan a aceptar que se trata de una “mala política pública” pero se “sentían obligados” a apoyarla. Así funciona el miedo.

En el Senado, el “momento populista” es igual o quizás peor. Al escribir estas líneas, el proyecto del segundo retiro sigue en trámite, aprobado en la Comisión de Constitución. Lo más increíble, sus términos son aún más irresponsables que lo acordado por los diputados. ¿Es posible? Hace pocos días el presidente del Banco Central recomendaba, en el mismo Senado, extender el plazo de pago, a fin de aminorar los efectos que la liquidación apresurada de activos financieros pudiera provocar. En el primer retiro, el plazo fue 60 días. Para este segundo retiro, los entusiastas diputados propusieron 30 días. Pues bien, la comisión del Senado propone reducirlo a ¡15 días!, preocupados que… (es tan comprensible) llegue antes de Navidad.

El gobierno, acorralado, ha mostrado su movida: su propio plan de retiros previsionales. Posiblemente llega tarde. Se ve poco probable que logre aplacar a un Congreso, ya desatado, que a estas alturas no está para negociar nada, sino en una franca disputa por desafiar el poder presidencial; es decir, por el jaque mate.

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