El método Merkel

In this image made from UNTV video, Angela Merkel, Chancellor of Germany, speaks in a pre-recorded message that was played during the U.N. General Assembly, Sustainable Development Goals, at UN headquarters, Monday, Sept. 20, 2021. (UNTV via AP)

Termina un ciclo en la política alemana. Angela Merkel dice adiós a la Cancillería después de dieciséis años al mando de su país. Su obra es contundente. Sin embargo, también es necesario destacar el cúmulo de gestos y acciones que la retratan más allá de las políticas públicas, que revelan a una humanista con una visión del ser humano y la comunidad que debe ser destacada.

Estamos ante el caso de una persona excepcional, de esas que aparecen muy de vez en cuando en la historia. Nace en el oeste, pero crece en el este de Alemania. Conoció de joven lo que es vivir bajo una dictadura aplastante. Era de las pocas que podía moverse al oeste a congresos por sus impecables credenciales científicas, a pesar de ser cristiana y no cercana al régimen. Es una de las líderes mundiales con más interés en la ciencia y tecnología.

Podría haberse quedado en la ciencia. Sin embargo, entendió que la caída del muro de Berlín era más que levantar su país de nuevo. Quería ser parte de esa nueva historia por construir. Pudo ver la dictadura y no le puso apellido. Ayer rechazó los socialismos reales. Hoy, décadas después, es la voz más autorizada en la lucha contra el extremismo de derecha, el antisemitismo y cualquier forma de discriminación. Adherente apasionada del sistema democrático como el único camino a una vida buena, fue la alumna más aventajada de su mentor, el excanciller Helmut Kohl. Su experiencia previa como ministra de la Juventud y del Medio Ambiente le enseñó que estaban ahí las prioridades del futuro. Es una defensora única del medio ambiente y persuadida de sacar a Alemania del camino nuclear, incluso para la pacífica generación de energía.

Siempre fue una defensora de la alianza transatlántica. Es una convencida de una Europa fuerte pero siempre en conjunto con EE.UU. Desde el primer día como Canciller entendió que Rusia y China no eran la solución. Por supuesto que tuvo relaciones con ambas, pero en materia de DD.HH. y respeto a la diversidad no se puede tener excepciones y dobleces. Por eso la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca fue un duro golpe para ella. Sin embargo, lideró con valentía los cuatro años del republicano, uniendo a Europa bajo su defensa de valores universales. Sumemos a los problemas fenómenos como el Brexit y personajes populistas como Viktor Orban en Hungría. Sin embargo, salió airosa porque su voz en favor de las causas del humanismo y la cooperación siempre prevalecieron.

Se va una grande de la política europea. Creemos que no será silencioso su retiro. Podrá escribir y seguir pensando en ese mundo que sigue con mucho por mejorar. Seguirá siendo la voz del proyecto democrático y humanista que es la Europa que ella ayudó a construir. Será la misma que siendo Canciller compraba en su almacén de barrio y nunca pidió privilegios especiales. Queda la esperanza de lo que pueda seguir diciendo. Ella sentó un método y una forma de liderar. Ojalá las nuevas generaciones puedan aprender de su ejemplo. Atesoro como un gran honor haberla conocido.

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