El talento joven como motor del cambio
" A diferencia de lo que comúnmente se afirma, sólo un 1,8% de los jóvenes no trabaja ni estudia, y casi la mitad de los jóvenes está fuera de la fuerza laboral por razones de estudio. En los adultos jóvenes, en tanto, la mayoría de los ocupados no estudia (67,7%)".
Hace algunos días, en un evento realizado en conjunto con La Tercera, Cajas de Chile y el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC UDP) lanzamos un estudio que busca entender mejor la realidad laboral de los jóvenes en Chile y el impacto de su tránsito hacia la adultez. El estudio se enmarca en el objetivo del gremio de relevar temas de interés nacional relacionados con la protección social de los chilenos.
El informe comienza constatando algo obvio, que a veces se pasa por alto: en esta etapa de la vida las personas toman decisiones muy relevantes que impactan su situación laboral y financiera futura. El término de los estudios formales, la independencia económica de los padres, el formar una familia y tener hijos, son algunas de las decisiones que los jóvenes adoptan en esta transición. Para analizar con mayor precisión estos cambios, los investigadores dividieron este segmento etario en dos subgrupos: jóvenes (18 a 24 años) y adultos jóvenes (25-34 años). Los primeros viven mayoritariamente en la casa de sus padres (71,7% v/s el 47,9% de los adultos jóvenes), no tienen hijos (85,3% v/s el 55,1% de los adultos jóvenes) y, salvo unos pocos (7,2%), aún no asumen el rol de proveedor principal del hogar.
Otro dato interesante que se obtiene de este trabajo es el incremento del porcentaje de jóvenes que se encuentran fuera del mercado laboral (junio-agosto 59,5%), tres veces más que los adultos jóvenes (17,3%). A diferencia de lo que comúnmente se afirma, sólo un 1,8% de los jóvenes no trabaja ni estudia, y casi la mitad de los jóvenes está fuera de la fuerza laboral por razones de estudio. En los adultos jóvenes, en tanto, la mayoría de los ocupados no estudia (67,7%).
Adicionalmente, en el paso del trabajador de joven a adulto joven se reduce la inserción en empleos asalariados en el sector privado (79,2% v/s 68,8%), aumenta la participación en empleos por cuenta propia (13% a 14,7%), la prevalencia de jornadas parciales (22,1%) y disminuyen los contratos con plazos definidos (33,1% a 23,5%). Si analizamos los ingresos, un 41,2% de los jóvenes recibe el salario mínimo (versus 19% en los adultos jóvenes) y las remuneraciones aumentan considerablemente en este tránsito ($605 mil a $942 mil). En ambos grupos obtienen ingresos más altos aquellos trabajadores que son proveedores principales de sus hogares.
Un hecho que resulta preocupante es que la tasa de ocupación informal (34,7% versus 22,1% de adultos jóvenes) y la tasa de desempleo de los jóvenes sea persistentemente superior (20,5% v/s 9,9% adultos jóvenes).
En cuanto a la protección social de los trabajadores jóvenes el estudio afirma que este grupo valora las prestaciones que otorgan las Cajas de Compensación como un complemento a la protección social que otorga el Estado, siendo las prestaciones más apreciadas aquellas relacionadas con la salud y el crédito social como instrumento de inclusión financiera.
El trabajo realizado por el OCEC UDP es muy valioso al segmentar el empleo juvenil en dos etapas e identificar el cambio de condiciones laborales de los trabajadores jóvenes en el paso de una a otra. Mención aparte es el impacto que están generando los cambios demográficos: los jóvenes entre 18 y 24 años representarán en 2050 sólo un 7,3% de la población total. Todo lo anterior impone un desafío relevante a las políticas públicas y a todos quienes trabajamos a diario por mejorar el bienestar financiero y la protección social de los chilenos.
*El autor es presidente de Cajas de Chile.
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