El virus de la desconfianza



Por Bernardita del Solar, periodista, Presidenta Asociación Nacional de Mujeres Periodistas de Chile

Al escribir estas líneas, casi un millón y medio de adultos mayores ya había recibido la vacuna contra el Covid-19, ubicando a Chile entre los 11 países con más vacunados por cada 100 habitantes. Una gran noticia y una de las pocas buenas noticias que hemos visto en semanas.

Sin embargo, no son pocos los que se niegan a vacunarse por las más diversas razones. Teorías conspirativas, rumores malintencionados y ser parte de grupos antivacunas son algunas de las que se esgrimen. En Chile, alrededor del 20% de la población declara que no se vacunará, aunque la disposición a hacerlo ha ido aumentando a medida que la campaña de vacunación avanza.

Todo esto refuerza la importancia de luchar contra un virus que puede ser tan dañino para nuestras instituciones, como lo ha sido el coronavirus para la población mundial: la proliferación de fake news o desinformación a través de redes sociales, con el subsecuente impacto en la confianza en las instituciones. El director de la OMS advirtió hace un año exacto que no estábamos luchando solo contra una epidemia, sino contra una “infodemia”.

Sin duda, la desinformación constituye una gran amenaza contra la salud de las instituciones políticas en general y, en este caso, contra la salud pública. Un estudio de los videos más vistos en Youtube sobre coronavirus descubrió que el 25% de ellos contenía información falsa o incorrecta, según lo consignó un grupo de profesores de la Universidad de Cambrigde en un artículo publicado por la Royal Society Open Science (http://dx.doi.org/10.1098/rsos.201199) que revisó cuáles serían los principales gatillantes para creer en noticias falsas: baja confianza en la ciencia y los científicos, baja confianza en el gobierno y baja confianza en los medios.

Esta investigación inglesa demostró una clara conexión entre la susceptibilidad a la desinformación y la resistencia de la gente a vacunarse o a cumplir con las recomendaciones de salud, como el uso de las mascarillas y el lavado frecuente de manos. El estudio fue replicado además de Inglaterra, en Estados Unidos, España, México e Irlanda, con similares resultados.

Durante la pandemia ha habido un aumento importante en el consumo de información y en la credibilidad de los medios tradicionales, lo cual ofrece una oportunidad para los medios de comunicación profesionales, cuya labor es generar contenidos de calidad para que la gente esté bien informada y pueda tomar decisiones. Es positivo para la salud del periodismo que la gente aprenda a discriminar la información que recibe a través de redes sociales. La búsqueda de certezas en un escenario de incertidumbre ha validado con mayor fuerza el rol crucial que cumplen los medios al proveer información basada en evidencia rigurosa, que busca las fuentes más expertas y confiables y se ocupa de la verificación de la información.

En tiempos tormentosos, como los que vivimos, donde crece el populismo y la polarización, la existencia de una prensa de calidad constituye un elemento esencial para la buena salud de la sociedad y la democracia, ejerciendo su rol de informar a la ciudadanía y de control del poder, sobre todo ahora que en el país se aproxima una seguidilla de importantes elecciones.

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