Empresarios e innovación

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Se dice, con algún grado de frivolidad, que los empresarios chilenos no son innovadores y que nuestra industria exportadora es solo extractiva, sin valor agregado. Ambas afirmaciones de falsedad absoluta.

No es verdad que en Chile haya poca innovación y desarrollo por parte de sus empresas. Si en Chile no hubiera innovación, simplemente no podríamos exportar nada, en este mundo tecnológico y globalizado.

Lamentablemente, las innovaciones y desarrollos tecnológicos figuran contablemente bajo los rubros de gastos o de inversión. Recién ahora, IFRS ha determinado fórmulas contables que permitan separar de los gastos y la inversión corriente lo que es I+D; de modo que, contablemente hasta ahora, todo el esfuerzo de I+D de las empresas ha sido contablemente cero.

La innovación no es solo patentes de productos 100% nuevos. La adaptación de tecnología extranjera a la realidad chilena no solo es un riesgo (muchas veces fracasan). Climas y suelos diferentes en la agricultura; mares de otras características para la salmonicultura; cordilleras y desiertos que no son aptos para la vida humana en la minería, hacen difícil adaptar, sin un enorme esfuerzo y creatividad, tecnologías foráneas. Y Chile puede enorgullecerse de innovaciones fruto de la creatividad de sus empresarios.

Miren el retail financiero, donde empresas como Falabella o Cencosud colonizan con tremendo éxito a todos los países de América del Sur; donde fallaron gigantes, como Sears, Muricy, May 's o Home Depot. En la agricultura, maíz y trigo se transforman en cerezos y arándanos. Laderas de cerros sin vegetación, dan paso a tupidos huertos de paltos. ¿Han visto algo similar en México o en California? Con una de las ganaderías más pequeñas del continente, producimos y exportamos carne de waigyu. En base al chilenísimo mérito ejecutivo de las facturas ha florecido una pujante industria financiera compuesta por factoring, fondos de inversión especializados, y hasta una bolsa de características únicas en el mundo. El potasio, a través de procesos 100% criollos, se fabrica desde salares (solo en Chile existe esa tecnología, desarrollada, por cierto, por SQM).

Todas estas innovaciones están "escondidas" en los balances, bajo el rubro gastos o inversiones.

Algo similar ocurre con la calumnia vil de que exportamos solo materias primas que "se extraen" de la naturaleza con maquinaria pesada y se suben después a barcos graneleros. Eso no ocurre con ninguna de nuestras exportaciones: vino embotellado, cobre purificado, salmones, cerezas y uvas. Para qué decir, del retail financiero, o de la industria en torno a la factura con mérito ejecutivo. Visiten nuestras industrias exportadoras. Vayan a las viñas, a los centros de cultivos de salmones, admiren nuestro retail financiero: verán solo tecnología, robotización e innovación tecnológica.

Es tiempo de que los empresarios y exportadores saquen la voz y le tapen la boca a quienes ponen en duda su capacidad de innovar, y la tecnología y valor agregado de sus productos.

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