Opinión

Entre ausentes y olvidados

Hubo que esperar a que se abrieran las primeras mesas de votación en Nueva Zelanda para tener noticias de los chilenos que viven fuera ya que, lo que es durante la campaña, brillaron por su ausencia.

No aparecen en los programas presidenciales ni fueron aludidos en los debates electorales. Su invisibilidad contrasta con el creciente protagonismo que-por los motivos que sea-van cobrando los inmigrantes que llegan a Chile, algo sintomático de los cambios experimentados en una década.

Mucho ha llovido desde que, durante el segundo mandato de Michelle Bachelet, se concretara una ansiada demanda: el derecho al sufragio para quienes viven fuera del territorio nacional. La ley fue vista como punto de partida para un concepto más amplio de ciudadanía, sobre todo porque la mayoría tiene intereses vitales y profundos vínculos con el país.

Sin embargo, no existen conductos adecuados para su expresión más allá de una repartición, tan empeñosa como modesta, al interior del Minrel: la División para la Comunidad de Chilenos en el Exterior (Dicoex). Al respecto, la Cuenta Pública Participativa de este año nos remite esencialmente a dos ámbitos: la realización de trámites, destacando el papel de los consulados y el fomento de la cultura, para lo que existen fondos concursables.

¿Por qué los chilenos que viven en el extranjero, y entre los que me encuentro, estamos entre ausentes y olvidados? Por un lado, por un aparente menor impacto electoral. Aunque se nos calcula entre ochocientos mil y un millón, solo somos 160.935 los habilitados para votar. La modalidad es voluntaria y no podría ser de otra manera. Solo encuentran facilidades aquellos cuya residencia coincide con capitales importantes o son sedes consulares. Sin embargo, en contextos polarizados y de resultados reñidos, son votos que podrían hacer una diferencia, algo de lo que debieran tomar nota los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta. Por otro, por la existencia de un débil (y más bien desconocido) tejido de agrupaciones que no posibilita canalizar adecuadamente ni propuestas ni demandas. A propósito ¿en qué quedó un proyecto de ley de 2021 para crear un “distrito electoral exterior”, suscrito entre otros por el Presidente Boric?

Frente a tendencias observadas de un mayor repliegue de los Estados al interior de sus fronteras, la migración global en 2025 ha alcanzado cifras récord: 281 millones de personas (y en ascenso) viven fuera de su país natal según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Equivale al 3,6% de la población del planeta.

Chile no puede presumir de apertura e interconexión de un solo tipo, comercial, suscribiendo acuerdos y eliminando aranceles con medio mundo, mientras subsisten trabas y asimetrías para quienes vivimos en el exterior.

Por María de los Ángeles Fernández, Doctora en Ciencia Política

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