Opinión

Fracturas

Cosas de familia. Vaya contrasentido: la película más original que he visto en el último tiempo es una película de género, esto es, una cinta que se somete por anticipado a convenciones y estándares canónicos. La dirige Steven Soderberg, se titula Presencia y se exhibe en Prime Video. Aunque apela a los consabidos motivos de la casa embrujada, lo cierto es que introduce un factor inesperado. El fantasma que la habita, aparte de ser invisible, es ni más ni menos que el protagonista. Es el fantasma el que cuenta la historia. Y aunque no se ve, entre otras cosas porque es él quien maneja la cámara, de suerte que en todo momento suyo es el punto de vista, por Dios que se hace sentir. Cambia los objetos de lugar, hace caer las repisas, tensiona las ondas sonoras del living, a veces evita desgracias y otras veces las provoca. El gran misterio, sin embargo, no está en él. Está en la familia que llega a habitar esa casa grande y poco acogedora, compuesta por un matrimonio donde queda claro que es ella y no el marido quien lleva las riendas de la familia, y sus dos hijos adolescentes. La niña está muy golpeada por la muerte de dos chicas que fueron sus amigas y compañeras de colegio. El muchacho, que es el favorito de la madre, es sobre todo muy práctico: no se lleva bien con su hermana y está cansado de sus recurrentes depresiones y fugas esotéricas. El padre sabe perfectamente que las cosas no están discurriendo en orden en esa familia, pero aparte de apoyar a su hija y de traer una vidente a la casa, no es mucho lo que hace en realidad. Lo cierto es que con o sin fantasma esa familia está quebrada y este factor pesa más que cualquier truculencia. Es una buena película. No por casualidad el guionista es David Keopp, un profesional largamente acreditado en la industria (Caracortada, Jurassic Park, Misión imposible, La guerra de los mundos). No solo interesa en su desarrollo. También sorprende. Y es muy jugada en términos de puesta en escena. Por de pronto, toda la acción se desarrolla al interior de la casa. Apenas divisamos el antejardín y el estacionamiento adyacente. Además, el fantasma sabe más que cualquiera de los personajes de la trama: sabe más que la mamá, que presume controlarlo todo; más que el padre, que se atormenta por las noches; más también que el hijo, que lleva un nuevo amigo a la casa creyendo que nadie lo conoce. Y más que la hija, que ha vivido bajo cuerda con ese chico una historia de atracción y sexo que su hermano no sospecha. Como experiencia, Presencia se las trae. La obra prueba que a sus 62 años, Soderberg, autor de Sexo, mentiras y video, Erin Brockovich, Che y Contagio, entre varios otros títulos, no solo está vivo, sino que trabaja con una intensidad que ya se quisiera un cineasta joven. No habían pasado ni seis meses del estreno de esta película cuando ya estaba estrenando otra, Código negro, cinta de espionaje, con Cate Blanchett y Michael Fassbender, que al parecer ya fue estrenada en Chile y que también está en Prime. Los actores de Presence no tienen tanto cartel. Pero cumplen a cabalidad con lo suyo, con un resguardo adicional que por cierto se agradece: dura 85 minutos apenas y no hay ni un solo momento que sobre.

La vida continúa. Como está tetrapléjico desde el año 2022, a raíz de una lamentable caída que tuvo en Roma, con mareos y pérdida de conocimiento, la publicación por Anagrama del nuevo libro de Hanif Kureishi, A pedazos, ha generado entre admiración y curiosidad. El libro tiene, según el diario El Mundo, algo de memorias y algo de ensayo sobre temas literarios y públicos. Dice que no solo sorprende por el humor, atendida su actual condición como paciente de una lenta, lentísima rehabilitación en Londres, sino también por la claridad de pensamiento del escritor y su voluntad de seguir participando de la discusión pública. Autor de novelas memorables como El buda de los suburbios, Intimidad o Algo que contarte, guionista también de la película de Stephen Frears My beautiful laundrette, el escritor, hijo de madre inglesa y padre paquistaní, pudo armar, desafiando la parálisis, su nuevo libro con la ayuda de su hijo Carlo, recuperando y ampliando textos sobre sexo y psicoanálisis, sobre su paso por Hollywood, sobre política europea y trabajos relativos a escritores que están en el centro de su inspiración: Chejov, Kafka, Graham Greene… Estos autores han sido grandes compañías en sus días de postración.

Código deportivo. El deporte -dice el Nobel J.M. Coetzee- nos enseña mucho más sobre la derrota que sobre la victoria. Y lo dice por una razón muy simple: porque hay más perdedores que ganadores, al margen de las historias que estos puedan contarse a sí mismos como consuelo. Lo que el deporte nos enseña por encima de todo –agrega- es que perder no es tan malo. Perder no es lo peor que hay en el mundo, puesto que en los deportes, a diferencia de lo que ocurre en la guerra, el ganador no degüella al perdedor.

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