SEÑOR DIRECTOR

En el contexto de la reciente votación en general de la reforma tributaria, se dejó pasar en el Senado la oportunidad de respetar el espíritu de la aplicación de los impuestos verdes y comenzar a cobrar por las emisiones reales de fuentes contaminantes.

La modificación contenida en la ley planteaba que las empresas pagarán por la emisión real de contaminantes que ellas realizan, dejando de lado el criterio de gravarlas por su capacidad instalada de calderas y turbinas.

Sin duda esta modificación es mucho más ambiental. Sin embargo, inexplicablemente se postergó por tres años su entrada en vigor. Y peor aún, no se permite que se acojan a este mecanismo empresas que quedan fuera del pago de impuesto por sus emisiones reales.

En consecuencia, quienes más contaminan quedan excluidos y quienes no lo hacen, no pueden acogerse a esta disposición. Entre las primeras se encuentran fundiciones y productores de cemento. Entre las segundas, la agroindustria. ¿Por qué esta discriminación?

Guillermo González

Gerente General Chilealimentos