Kínder obligatorio

jardín infantil


SEÑOR DIRECTOR

Estos dos años escolares de pandemia han mostrado con crudeza la importancia que tiene la asistencia a la educación parvularia para el bienestar de nuestros niños y niñas. En efecto, tanto desde Acción Educar como desde el Centro de Estudios Longitudinales de la Universidad Católica y desde otras instituciones, se han levantado evidencias sobre los daños que el cierre de los establecimientos ha generado en la salud mental y desarrollo de sus alumnos. Daños que no son solo derivados de perder las actividades de aprendizaje presencial desarrolladas por educadores y asistentes, sino que también por no poder interactuar con otros niños y adultos, por no realizar actividad física, ni recibir vacunas y comida nutritiva y tampoco acceder al cuidado y supervisión de expertos. A esto se suma la noticia de que más de 8.500 niños de prekínder y kínder dejaron el sistema el 2020, y que el 2021 se matricularon menos niños a estos cursos.

Sin embargo, desde antes de la pandemia que en Chile este nivel no está siendo suficientemente valorado por las familias. Ejemplo de ello es que en el 2017 alrededor del 10% de los niños de 4 a 5 años no asistía a prekínder y kínder. ¿Cuál es la razón? El 62% y 10% de ellos no lo hacían porque en su hogar consideran que no es necesario, porque lo cuidan en la casa o porque no les parece que sea necesario asistir a esa edad, respectivamente. A su vez, desde la legislación tampoco se le da la misma relevancia que al nivel escolar, ya que la asistencia no es obligatoria. Es por esto que, entre otras medidas para avanzar en la calidad y valoración de este nivel, es necesario que en el Congreso finalmente se apruebe la obligatoriedad de Kínder, que lleva desde el 2018 tramitándose y está en la Constitución desde el 2013.

Pía Turner

Encargada de Proyectos de Acción Educar

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