La decisión de Kast



Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo

Después de lo que ha pasado en Chile en los últimos dos años es razonable pensar que es necesario que alguien proclame sin complejos ciertos valores de la derecha: libertad de emprender, respeto a las reglas, mérito, apoyo del Estado a los más vulnerables, seguridad ciudadana. Estas cuestiones no han sido bien defendidas por los políticos ni por el gobierno.

Algunos plantean la próxima elección como elegir entre el centrismo liberal de Sichel o el derechismo conservador de Kast; otros no quieren dar a Republicanos un espacio en la centroderecha. Creo que el partido liderado por Kast introduce más variedad a la centroderecha chilena y eso es bueno. Para que la defensa de los valores de derecha sea efectiva, Republicanos necesita representación parlamentaria, ojalá en varios lugares de Chile, de modo que su mensaje se haga oír. ¿Cómo se alcanza mejor ese objetivo? Veo dos posibilidades: 1) una candidatura presidencial de José Antonio Kast que, si bien no tiene posibilidades de ser electo, entregue el testimonio de una nueva actitud de la derecha en la política chilena; 2) el apoyo de Kast a Sebastián Sichel en la presidencial y un pacto parlamentario de Republicanos con Chile Vamos que le entregue al nuevo partido opciones reales de tener un senador y algunos diputados. Las votaciones de Marcela Cubillos y Teresa Marinovic en la elección de convencionales insinúan que José Antonio Kast podría competir con posibilidades de ser elegido senador en Santiago; y, si postulan buenos candidatos, su partido podría elegir varios diputados en la capital y regiones.

Ese es un proyecto de mediano plazo para Republicanos, a mi juicio más atractivo que una candidatura presidencial testimonial y elecciones parlamentarias que, probablemente, no llevarán a candidatos del partido que lidera Kast al Congreso. Nunca habrá mejores condiciones de negociación para Republicanos, dado el temor que existe en la centroderecha a un triunfo de la izquierda.

Sabemos que un gobierno de izquierda en el Chile de hoy (Boric o Provoste) haría un daño grave al país (Convención Constitucional más Presidente de izquierda más Congreso de extrema izquierda). Esa tormenta perfecta para las ideas de la libertad se hará realidad si Sichel no pasa a segunda vuelta; o si, haciéndolo, saca poca votación, asegurando así a Boric ganar la segunda vuelta y un Congreso a la izquierda del actual. Sé que algunos partidarios de José Antonio Kast se enojarán conmigo, pero no debieran hacerlo. Su liderazgo persigue fortalecer a una derecha sin complejos y lo probable es que eso se logre mejor con una buena representación en el Congreso y evitando un gobierno de izquierda dura que siga restringiendo las libertades de los chilenos hasta un límite difícil de revertir. Sería un gesto de José Antonio Kast que los chilenos no olvidarían.

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