La encrucijada argentina
El complejo escenario económico que enfrenta el país se ve agravado por la incertidumbre política de cara a las elecciones presidenciales de octubre próximo.
En los últimos 40 años, Argentina ha vivido una secuencia de ciclos políticos que concluyen irremediablemente en una crisis económica e institucional. Sucedió a fines de los 80 y comienzos de la década siguiente con la hiperinflación y el posterior plan de convertibilidad, y se repitió luego con el corralito de 2001, que derivó en un estallido social y en cinco presidentes en solo dos semanas. En los últimos meses, el fantasma de esas crisis pasadas ha vuelto a resurgir a medida que el país suma ingredientes en el peligroso cóctel de incertidumbre política e inestabilidad económica que atraviesa. El último capítulo en esta historia fue la corrida cambiaria de los últimos días, que llevó al dólar paralelo a cotizarse hasta en 520 pesos y que forzó una intervención del gobierno que permitió estabilizarlo en poco más de 460 pesos, una cifra que es más de un 100% superior a la del dólar oficial, que se cotiza en 229 pesos. Pero el alza del dólar es solo el síntoma de un drama mayor.
A causa de la inestabilidad crónica de Argentina, la divisa norteamericana se ha convertido históricamente en un refugio ante el temor de un colapso económico y una severa devaluación; amenaza que la ciudadanía experimenta por estos días en el país transandino. Con una inflación anualizada que llega al 104%, una economía estancada desde hace más de una década, un alto déficit fiscal y una severa sequía que redujo en US$ 20 mil millones los ingresos por exportaciones del sector agropecuario, el panorama económico argentino se encuentra al borde del colapso. Con unas reservas netas en dólares en el Banco Central de poco más de US$ 1.000 millones, el gobierno de ese país se vio forzado a acordar el pago de las importaciones de China en yuanes para aliviar el escenario económico -una medida de alcances geopolíticos aún insospechados- y tuvo que acelerar las negociaciones con el FMI, porque antes de agosto debe cubrir vencimientos por más de US$ 6.000 millones.
El frágil escenario económico trasandino se agrava aún más por la incertidumbre política que atraviesa el país de cara a las elecciones de octubre. Con un oficialismo dividido y un Presidente que desistió de su opción de postular a la reelección, presionado por los sectores más duros del kirchnerismo y sus bajas cifras de apoyo ciudadano, la opción de que la ex Mandataria Cristina Fernández se alce como la eventual carta del sector toma fuerza -pese a haber descartado públicamente esa posibilidad. Mientras, en la oposición, las tensiones entre el actual jefe del gobierno de Buenos Aires y el exPresidente Mauricio Macri pueden terminar perjudicando a ese sector, que hoy lidera las encuestas. Todo ello podría terminar favoreciendo al tercero en disputa, el candidato libertario Javier Milei, quien hoy ya supera el 20% de las preferencias en los sondeos y en las próximas primarias de agosto podría convertirse en el candidato individual más votado, al no tener rivales en su sector.
El alto apoyo de Milei entre los menores de 30 años -que bordea el 35%- da cuenta, además, de un profundo cambio cultural en Argentina, que evidencia el hastío de un sector de la población con las opciones políticas que han gobernado hasta ahora. Un escenario que podría abrir un nuevo ciclo político y acrecentar la incertidumbre sobre el futuro del país.