La reforma a la distribución debe ser estructural y ahora

Enel anuncia pago de compensaciones extraordinarias a clientes afectados por cortes de energía del fin de semana

Desafortunadamente el servicio de electricidad vuelve a estar en el ojo del huracán debido al evento climático del fin de semana pasado. En el año 2017 hablamos del terremoto blanco que afectó a la red de distribución y casi cuatro años después nos referimos a la tormenta de verano que dejó a miles de clientes sin suministro eléctrico.

Debido a los cortes masivos del 2017 se implementó la Norma de Calidad de Servicio para Sistemas de Distribución, que supuestamente sería el camino para prevenir y dar mejor respuesta a los eventos climáticos extremos. En este sentido, es necesario recordar que el eje central de la Norma era la implementación del Sistema de Medición, Monitoreo y Control hasta el punto de conexión con el usuario final. Lo anterior y en términos prácticos, significaba introducir la medición inteligente. Después de la crisis del 2019, no resulta conveniente recordar el fracaso de esa política pública.

En el contexto actual, hemos vuelto a un punto muerto. Las empresas de distribución dicen tomar las medidas necesarias para responder de la mejor manera posible a los eventos climáticos extremos, que lamentablemente estarán cada vez más presente en el día a día. Sin embargo, y como lo indicó el Superintendente de Electricidad y Combustibles, todas las medidas fueron insuficientes y nuevamente los usuarios son afectados por cortes de suministro que fácilmente han superado las 80 horas en comunas de la Región Metropolitana.

La verdad es que el servicio eléctrico en Chile es caro y deficiente. Es contradictorio que el precio de la energía sea casi un 40% más alto para los usuarios residenciales que para las grandes empresas y, por otro lado, se invierta hasta un 40% menos del promedio de la OCDE en redes de distribución y calidad de servicio. Esto ya no puede continuar. Los mensajes que hemos recibido desde el año 2017 son claros. Chile requiere cambiar completamente su modelo regulatorio en materia de distribución eléctrica, por uno que pone en el centro la calidad y las inversiones. Para lo anterior, las cuentas no pueden seguir subiendo y debemos resolver al mismo tiempo los problemas de altos costos de energía. No mañana. Ya sabemos que mañana fue tarde. El futuro es Hoy.

Obviamente el cuestionamiento es cómo salir de otra crisis que afecta al sector. La ciudadanía reclama que paga mucho por un servicio que es deficiente. Las explicaciones técnicas que justifican la complejidad de implementar soluciones inmediatas son muchas, pero en una situación de pandemia y emergencia sanitaria, no existe respuesta alguna que deje a la ciudadanía tranquila. La paciencia se acaba y las respuestas no llegan.

Lo del fin de semana pasado es la gota que rebalsó el vaso y es tiempo de poner el pie en el acelerador para reformar el segmento de distribución. El Proyecto de Portabilidad que se discute en el Congreso no es la solución para lo que la ciudadanía espera: reducir las tarifas eléctricas ahora y, de una vez por todas, experimentar mejoras en la calidad y seguridad de servicio.

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