La resiliencia del Presidente

Presidente Sebastián Piñera
Presidente Sebastián Piñera.


Los últimos meses hemos enfrentando una grave crisis política e institucional que dejó en evidencia lo que ya se intuía, los efectos del gran deterioro que han sufrido los pilares de nuestra sociedad: la familia, la Iglesia, las fuerzas de orden, la clase política, los medios de comunicación, entre otros.

Quedamos perplejos y enmudecimos ante la devastación del Metro y del resto de nuestro país. Luego, comenzaron los diagnósticos, la búsqueda de culpables y, al poco andar, empezamos a demandar soluciones inmediatas que nos permitieran dar vuelta la página y hacernos sentir que esto no había sido más que un mal sueño.

La forma fácil y rápida para responder a tanta incertidumbre ha sido para muchos responsabilizar al Presidente y al gobierno por todo lo ocurrido, por lo que se ha hecho, por lo que se ha dejado de hacer, por lo que se ha dicho y lo que no se ha dicho. El "hay que" se ha transformado en una constante en muchas conversaciones y discusiones sobre el tema. Más de una vez he escuchado a algunos decir "Piñera llega siempre 48 horas tarde".

Sin embargo, y aunque nos duela admitirlo, todos somos responsables en alguna medida de lo que ha pasado, y todos debemos contribuir a la búsqueda de soluciones para enfrentar la crisis. Las respuestas deben venir del gobierno, los parlamentarios, los tribunales, el Ministerio Público y, por cierto, de la sociedad civil.

Frente a la crisis, el Presidente tomó la decisión de optar por la paz, preservar la democracia y atender con prontitud las necesidades del Chile de hoy. No ha cedido -y estoy segura que nunca cederá- a la presión de quebrar el estado de derecho en búsqueda de una solución rápida al problema de orden público. Tampoco ha cedido a las presiones de gasto que impliquen sacrificar el futuro de nuestros hijos y nietos. El Presidente optó por el camino largo, difícil, pero también fructífero del diálogo y del encuentro.

El gobierno ha puesto el foco en cuatro tareas: pensiones, salud, seguridad y aumento de la recaudación fiscal. Es esa la tarea principal y la está abordando con fuerza, a pesar de las interpelaciones, acusaciones y ataques personales.

La tarea no es fácil, no solo por la magnitud de la crisis, sino también por el cuestionamiento permanente de los que sostienen que debemos destruirlo todo para comenzar de nuevo y de los que piensan que hay que defender "el modelo", cueste lo que cueste. La falta de mayoría en el Congreso y la clara intención obstruccionista de la extrema izquierda hacen que esta tarea sea titánica.

En este escenario, soy de las que forma parte del 6% de los que según la encuesta CEP aprueba la gestión del Presidente. Rescato la humildad, resiliencia y entereza con que ha actuado y, por sobre todo, agradezco que ponga en primer lugar al país y a la democracia, por sobre cualquier otra consideración personal o ideológica.

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