La trotadora y el ascensor VIP
SEÑOR DIRECTOR:
En Chile se ha instalado la creencia de que la suerte de cada uno depende casi exclusivamente del mérito y esfuerzo personal y familiar. Así lo demuestra el masivo apoyo a los retiros de fondos y a la cotización individual. Pero, ¿qué pasa cuando se descubre que el mérito no paga?
Muchos chilenos sienten que, tras años de estudio o trabajo, están en una “carrera sobre la trotadora”: se esfuerzan, pero no avanzan. Han superado a sus padres al ir a la universidad, pero ¿es eso recompensado como esperaban? Viven mejor que sus padres en vivienda y consumo, pero con una seguridad social y ciudadana desmedrada. Este esfuerzo continuo, con avances mediocres, deja una sensación de frustración y desilusión.
Mientras ellos siguen esperando en la fila de la escalera, ven que otros acceden al “ascensor VIP”: aquellos que, gracias a contactos o privilegios, suben directamente a la cima. El caso Hermosilla es parte de una larga lista de quienes evaden las reglas del mérito, como ciertos nombramientos gubernamentales.
Estas dos realidades -la trotadora que no avanza de verdad y el ascensor VIP para unos pocos- son ingredientes clave del estallido social. Cuando el esfuerzo no se traduce en progreso y los atajos son solo para algunos, el descontento se convierte en indignación. El valor del mérito es especial: podemos desencantarnos de él, pero no vivir sin él, salvo que deseemos sociedades premodernas. El reciente estudio del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello sobre la movilidad social en Chile es esencial para entender dónde estamos, a cinco años de esa explosión social, y hacer los cambios necesarios. Aún hay tiempo de bajar la presión de la olla.
Mauro Basaure
Académico Sociología
Universidad Andrés Bello