Las prioridades y dudas del Presupuesto 2025
Si bien los énfasis en seguridad o vivienda son acertados, una de las principales dudas es si se logrará cumplir con la meta de mayores ingresos fiscales que proyecta la autoridad.
Esta semana se inició la discusión del proyecto de Ley de Presupuestos 2025. Será un presupuesto expansivo, creciendo un 2,7% respecto del gasto aprobado para este año, y que estará por encima del crecimiento potencial de largo plazo de 1,9% estimado por el Banco Central.
Estos mayores recursos se destinarán a fortalecer áreas como la seguridad (US$ 1.500 millones) y la reducción de las listas de espera en salud (US$ 162 millones), sumado a un importante incremento en el presupuesto de vivienda (11,4%), destinado principalmente a financiar el plan de emergencia habitacional. Los anuncios iniciales sobre prioridades van en la línea correcta, sobre todo en el caso de la seguridad, que constituye la principal preocupación de los chilenos, en tanto que el área de la salud sin duda es un ámbito que requiere ser reforzado, considerando la enorme cantidad de personas que sigue aguardando consultas de especialidad y cirugías en la salud pública.
Respecto del cumplimiento de la meta de balance fiscal para el 2024, el Ministerio de Hacienda proyecta un déficit estructural de 2,3 puntos del PIB, distanciándose del cumplimiento de la meta de balance fiscal de -1,9 puntos del PIB. La razón se explicaría ya que los ingresos fiscales habrían sido menores a los estimados inicialmente. El Consejo Fiscal Autónomo (CFA) advirtió este riesgo hace unos meses, indicando que los ingresos fiscales podrían presentar una merma de US$ 4 mil millones (1,3 puntos del PIB) respecto de la estimación del Ministerio de Hacienda. La recaudación efectiva de ingresos a agosto ha caído un 4,4% respecto al año anterior, confirmando la tendencia decreciente proyectada por el CFA.
Por esto llama la atención que el Ministerio de Hacienda no haya incorporado las recomendaciones del CFA en su reciente actualización de los ingresos fiscales para el 2024 y 2025. Y si bien Hacienda mantiene su compromiso de cumplir la meta fiscal de este año, cada mes que pasa la cartera tendrá menos espacio para ajustar el gasto, de cumplirse estas proyecciones. Además, como efecto colateral, existe el riesgo de que se terminen proyectando ingresos para el 2025 sobre una base 2024 más alta de la efectiva, comprometiendo la meta de balance fiscal.
Por otra parte, persiste la interrogante respecto del potencial de recaudación que tendrá el proyecto de cumplimiento de obligaciones tributarias, que el Congreso recientemente despachó a ley. A las dudas expresadas por el FMI, se suman algunos parlamentarios, que de hecho pretenden oficiar al CFA para solicitar una opinión sobre las estimaciones de ingresos efectivos proyectadas por la autoridad para saber con qué grado de certeza se podrá recaudar lo prometido para este año y el próximo. Si bien la nueva dirección del SII es altamente competente y trabaja en un potente plan de fiscalización tributaria, la meta de recaudar 1,5 puntos del PIB resulta particularmente exigente.
Los menores niveles de crecimiento económico le están pasando la cuenta a la recaudación de ingresos fiscales. Si bien el gobierno mantiene su compromiso con la responsabilidad fiscal, queda de manifiesto que mientras el país no recupere el nivel de crecimiento potencial previo a octubre de 2019, cada año será más complejo mantener las cuentas fiscales equilibradas, todo esto en un contexto donde la deuda pública en 2025 alcanzará su mayor nivel desde 1991, llegando a 41,3 puntos del PIB con gastos de intereses por sobre los US$ 4.400 millones.