Lecciones
SEÑOR DIRECTOR:
Hoy lamentamos con mucha tristeza y a la vez con mucha rabia los hechos recientes que diezmaron vidas, viviendas y el producto del esfuerzo de años de trabajo y sacrificio de muchas familias de la Quinta Región, en especial de Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache. Es justo y humano que se busquen responsabilidades y culpables.
Es real que no había preparación adecuada ni planes de contingencia útiles para enfrentar los incendios. Razones podrán haber muchas, pero hay una que no se ha escuchado como debería y que es la real enseñanza que debe dejarnos esta tragedia. Recorriendo lugares diversos, llama la atención que, en suma, la gran mayoría de los efectos de este desastre se dieron en caseríos y sectores que se originan en la periferia de los centros urbanos; claramente originados a partir de tomas, y que derivaron en construcciones de material liviano, malos accesos y cero protección de cortafuegos, como ocurre en barrios de origen regulado.
Ahí está la gran responsabilidad del Estado: permitir la proliferación sin control de estos barrios marginales, dejándolos al libre dominio de fuerzas destructivas como lo son los incendios. Debería ser una enseñanza, aunque dolorosa, que nos debe abrir bien los ojos para prevenir futuras instalaciones habitacionales fuera de norma.
John Arentsen Rodríguez
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