Ley de pensiones de alimentos

SEÑOR DIRECTOR:
Ella, la que cría sola, llega de su trabajo cansada, agobiada y exhausta. Está desmotivada, pero tiene una obligación. Se siente en un callejón sin salida; si ella falla, nadie vendrá a socorrerla, ni a ella ni a sus hijos. ¿El padre? El padre de sus críos no paga la pensión de alimentos hace años. Ella soy yo.
A mí me pasó, porque estas cosas pasan aquí y allá, ayer y hoy. Fui aquella que se tuvo que poner de pie, la que todavía se está poniendo de pie, la que no sabe si algún día realmente lo logrará. Y aquí estoy, exponiéndome y relatando una realidad que es la de muchas mujeres, porque “ella” también eres tú, es tu madre, tu abuela, tu hermana, tu tía. Ella es la que cría sola, en silencio, angustiada, herida; la que simula y continúa, desamparada por el sistema y forzada a no claudicar, a ser incansable.
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Pero hoy me parece ver luz entre tanta oscuridad. Siento incertidumbre, pero tengo una nueva esperanza. Soy capaz de valorar los esfuerzos realizados durante el último año que han dado como fruto una ley que hace efectivo el pago de deudas de pensiones de alimentos; una ley que se nos debía a tantas mujeres. Y me permito creer que cumplirá con las expectativas de quienes confiamos en que este nuevo sistema dará tranquilidad y paz a nuestras familias. Quizás sea posible planificarnos y lograr ese alivio y esa tranquilidad que tanto anhelamos y merecemos.
Savka Pollak
Periodista
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