Lo que queda del día



Por Carlos Correa, ingeniero Civil Industrial, MBA

El momento del Presidente Piñera firmando la ley que permite el retiro de los fondos previsionales era imposible de prever el 8 de octubre de 2019, hace menos de un año, cuando el Mandatario calificó al país como un oasis dentro de América Latina. La serie de acontecimientos que llevaron a esta ley histórica, aprobada con votos del oficialismo, pese a las gestiones del gobierno, requerirá una distancia fría del tiempo para entender cómo los dos cisnes negros que fueron el estallido del 18 de octubre y la pandemia del coronavirus reformatearon nuestra democracia.

Es hora, por tanto, de dar vuelta la página y mirar los 19 meses que restan de gobierno y las tareas que vienen, con una mirada realista sobre cuáles de estas pueden ser abordadas. Los relatos quiméricos de una segunda transición o las comparaciones con vecinos en cualquier ítem traen mala suerte y desvían de lo urgente.

La decisión respecto a qué ministros lo acompañan es el último reducto de poder del Presidente, que también salió dañado en esta contienda, al ser expuesto innecesariamente haciendo gestiones para recoger votos oficialistas. Y la regla debe ser la resolución de problemas concretos, más que las reflexiones de cómo leerán este período los libros de historia.

La primera es la pandemia, y la estrategia ha sido respetar la autonomía del ministro de Salud. Hasta ahora, la fórmula ha funcionado y los números mejoran. El temor que provocan los rebrotes en Europa puede ser también aliado en un mejor comportamiento social en la transición diseñada por las autoridades sanitarias.

A la vuelta de la esquina viene un plebiscito constitucional, hasta ahora favorable a la opción “apruebo”, pero cada vez con más incertezas. La participación es una de ellas, pues el temor de rebrotes puede hacer que muchos permanezcan en casa, y por otro lado el clima de terror instalado respecto del país que se derrumba hará que algunas figuras que veían con simpatía el “apruebo”, retrocedan varios pasos.

El desprestigio del sistema de AFP hace urgente un acuerdo amplio por una reforma previsional profunda. El gobierno tiene un proyecto en el Senado que no tiene un apoyo amplio y, dados los tiempos, es hora de discutirlo ampliamente con buenas dosis de participación ciudadana, más allá de las comisiones técnicas cerradas, pero tampoco en tono matinal. Una idea audaz puede ser como han hecho otros países, plebiscitar el sistema de previsión que el país necesita, con alternativas factibles como las que propuso la Comisión Bravo.

También quedó en espacio de dudas el programa fiscal acordado de apoyo a las personas y las pymes. Las autoridades económicas insinuaron en algún momento que estaría muerto si se aprueba el retiro de fondos previsionales, pero hay que tomar esa expresión en el ámbito de las refriegas políticas de semanas atrás. Este apoyo fiscal es de verdadera importancia, por el daño al empleo y los ingresos de las personas en estos días. El retiro de las AFP no resolverá todo, una crisis económica que golpee a los más vulnerables es combustible para otro estallido.

Probablemente habrá cosas que deberán quedar de lado, y cambiar el tono puede ser una solución. Una sugerencia de Evelyn Matthei que hace en la entrevista que dio a este medio podría abrir una oportunidad. Si el gobierno y la oposición toman una forma calmada y realista de abordar las tareas, el desprestigio y la crisis podrían quedar atrás.

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