Los 45 años y la "democracia enferma"



La conmemoración de los 45 años del golpe de Estado ha estado precedida de un intenso debate acerca de los derechos humanos, la memoria y el contexto. Ha sido precisamente en ese marco que el Presidente de la República compartió una serie de reflexiones -tanto en una entrevista concedida a este medio, como en otras intervenciones públicas- sobre los acontecimientos de 1973 y el contexto en que tuvieron lugar.

De acuerdo con el mandatario, "nuestra democracia estaba profundamente enferma antes del 11 de septiembre de 1973", debilitamiento que a su juicio comenzó a gestarse en la década de los 60, profundizándose en los años '70. "Lo que pasó en Chile fue que ciertos grupos quisieron refundar nuestro país desde cero, excluyendo a todos los que pensaban distinto. Partió con la revolución en libertad del Presidente Frei, la reforma agraria, siguió con la revolución marxista del Presidente Allende y continuó naturalmente con el período militar". A la luz de todo ello, sentencia el Presidente, el quiebre la democracia no fue producto de una "muerte súbita" en 1973. Estas reflexiones, aclara, no pretenden justificar las violaciones a los derechos humanos -enfatizando que ello no puede ser justificado por contexto alguno-, sino que buscan crear conciencia para no repetir los errores del pasado.

Las palabras del Presidente de la República -no exentas de costos políticos, dado el actual ambiente de crispación- permitieron abrir una valiosa perspectiva hasta ahora escasamente abordada en nuestro debate sobre las causas que llevaron a los trágicos acontecimientos de 1973; asimismo, identificó con claridad las distintas responsabilidades que cupieron en dicho quiebre, en particular de aquellas fuerzas que llamaban a una revolución violenta o se levantaron para terminar con la "democracia burguesa". Ese clima de profundo odio, intolerancia y crispación generalizada alcanzó su punto cúlmine en los años de la Unidad Popular, pero sus orígenes son diversos y remotos; de allí la importancia de ampliar la mirada histórica. Así, poner los hechos en una perspectiva mayor permite entender mejor el porqué del colapso de nuestra democracia, y ayuda a tomar conciencia sobre la necesidad de que la vigilancia de nuestra convivencia, el respeto por el otro y el cuidado de las instituciones -así como del estado de derecho- es una tarea que nunca se puede descuidar.

Quienes han criticado duramente al Mandatario así como a otros que han reflexionado en forma similar estiman que ello no hace sino justificar las posteriores violaciones a los derechos humanos, al ponerles un "contexto". Tal presupuesto es un error, porque intentar comprender el origen de los fenómenos y de qué forma poder prevenirlos es justamente una forma sensata de evitar que estos sucesos se repitan.

En la conmemoración de estos 45 años, es posible advertir que se ha asentado un consenso muy amplio en cuanto a que las violaciones a los derechos humanos no pueden ser justificadas bajo ninguna circunstancia, lo que sin duda es una conquista para todo el país. La reflexión sobre nuestro pasado -y de qué forma puede iluminar el presente- no será completa, sin embargo, en la medida que no se haga un esfuerzo por asumir las responsabilidades del quiebre.

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