Los desafíos de política económica en la pandemia

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A nivel global, la política monetaria se ha vuelto más expansiva y se han implementado medidas no convencionales para apuntalar la liquidez y evitar mayores disrupciones en el canal del crédito.



El coronavirus golpea dramáticamente la salud de miles de personas en todo el orbe. Pero además de este impacto está el que enfrenta la economía global, al interrumpirse las cadenas de producción, suministro y consumo. Aunque este shockserá transitorio, su efecto es incierto. Las repercusiones en la actividad podrían ser persistentes, lo que dependerá de las dislocaciones en mercados clave, como el del crédito. Por esta razón, las diferentes medidas son fundamentales.

A nivel global, la política monetaria se ha vuelto más expansiva y se han implementado medidas no convencionales para apuntalar la liquidez y evitar mayores disrupciones en el canal del crédito. Los estímulos fiscales se han enfocado en inyectar recursos a la salud pública y mitigar los efectos en los sectores más golpeados y en los ingresos de las personas. Las medidas han sido diversas e inéditas, ofreciendo postergar pagos de créditos hipotecarios e impuestos y se han fortalecido los fondos para preservar los salarios. Además, se han implementado garantías fiscales para préstamos a empresas, asegurando el flujo de recursos a las Pymes y generar un mayor multiplicador para la recuperación.

En el escenario local, el Banco Central, de manera oportuna, redujo la TPM y anunció medidas para facilitar la liquidez a los bancos. La CMF informó que flexibilizaría tratamientos regulatorios para facilitar el flujo del crédito. Por su parte, el Gobierno anunció acciones para fortalecer el sistema de salud y preservar el empleo. Al mismo tiempo, instruyó beneficios tributarios para personas y empresas y así entregar mayor liquidez a estas últimas. Hasta ahora, las medidas que significan un mayor gasto son algo más de un tercio del paquete de US$ 11.750 millones. Con todo, su impacto en el déficit público es incierto, toda vez que habrá reasignaciones presupuestarias para dar espacio al mayor gasto. 

Si bien lo anunciado es valorable, hacia delante serán necesarias nuevas medidas. Desde el punto de vista financiero, hace sentido revisar el cronograma de implementación de Basilea III. Mientras que, desde el fiscal, se requieren garantías para evitar que los problemas de liquidez redunden en la insolvencia de las empresas. Un punto clave que no debemos olvidar para que la economía tenga una rápida recuperación una vez controlada la pandemia.

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