
Los migrantes: caso Colchane

Por Soledad Alvear, abogada
He querido reflexionar acerca del trato que como sociedad debemos dar a los migrantes que han huido de sus países por la crisis humanitaria y la persecución política de las que han sido objeto y, en su desesperación, han recorrido miles de kilómetros junto con sus familias, para llegar a como dé lugar a nuestro país. Me refiero un gran número de venezolanos que han ingresado a nuestro territorio por pasos no habilitados, como es el caso ocurrido en Colchane.
El actual gobierno decidió llevar a cabo un operativo de expulsión exprés, con amplia cobertura comunicacional, que los devolvió al lugar del cual escapaban. Se buscaba, aparentemente con esa publicidad, dar una fuerte señal a quien osara seguir los mismos pasos.
Lo primero que nos tenemos que preguntar es si se está actuando con humanidad. El trato humano implica, que sin atender la manera cómo han ingresado al país, se les brinde un trato digno, atendiendo sus necesidades básicas. Lo segundo, es si se están respetando sus DD.HH., de los que gozan por ser seres humanos. Dentro de los derechos de que goza cualquier persona según la Constitución es recurrir de amparo ante los tribunales por cualquier decisión que afecte su libertad personal. La expulsión administrativa en un estado de derecho no está jamás ajena al control jurisdiccional.
Lo tercero que nos tenemos que preguntar, es si se está dando cumplimiento a las obligaciones internacionales en materia de refugio, que amparan a las personas que experimentan fundados temores de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, caso en el cual los estados no pueden devolver a dichas personas al territorio en que su vida o libertad peligre a causa de estos motivos. ¿Qué posibilidad de solicitar acogerse al estatuto de refugiados han tenido estas personas que han sido expulsadas en forma exprés? Lo anterior teniendo presente que en Venezuela existe un régimen dictatorial que persigue a sus opositores políticos y que existe una crisis humanitaria de grandes proporciones.
Lo último que nos tenemos que preguntar es cómo Chile ha enfrentado el tema migratorio en coordinación con los demás países de la región. En los últimos años han emigrado de Venezuela alrededor de 5 millones de personas, dirigiéndose la mayoría de ellas a otros países de Sudamérica. Una crisis de esta magnitud no puede ser enfrentada por cada país, sino que requiere de la indispensable cooperación internacional para dar una respuesta humanitaria conjunta al drama que experimentan los migrantes. El actual gobierno desgraciadamente decidió restarse de iniciativas multilaterales tan importantes como es el pacto mundial para una migración, segura, ordenada y regular, por lo que también está al debe en esta materia.
Vale la pena consultarnos: ¿qué tipo de sociedad queremos construir?
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