A Nueva Zelanda vía Uruguay

Montevideo
El nombre de la capital uruguaya también cuenta con muchas teorías en torno a su nombre. GETTY IMAGES


Sebastián Edwards y el ministro Ignacio Briones han postulado que debemos navegar hacia Nueva Zelanda, país social democrático como pocos. Lavín y Desbordes han dicho algo similar. Sin embargo, a los altos personeros UDI, y al Cardenal Arzobispo del neoliberalismo extremo del 2º piso de La Moneda, Cristián Larroulet, la idea les parece detestable. Son ellos los que están empantanando la real salida a esta crisis, por la adhesión cuasi religiosa a sus añejos conceptos.

Felizmente, en la última CEP, los políticos con mayor rechazo ciudadano, aparte de Piñera, son Jacky van R., Marcela Cubillos, y JA Kast. La destilada rudeza política derechistana. La gente ya sabe por dónde va la cosa, Presidente, y usted parece que no termina de aceptarlo.

Ojalá que en otro viaje a Nueva Zelanda (NZ), el ministro Briones haga escala en un país más cercano: Uruguay. Veamos los datos. Nuestros ingresos per capita ajustados por paridad adquisitiva son hoy casi idénticos. Los tres países vivimos mayoritariamente de la exportación de materias primas y, con ellas, NZ logra un ingreso 80% mayor que el nuestro, habiendo además resuelto el conflicto con el pueblo Maorí de buena manera.

En cambio, el índice de inequidad de Gini de Uruguay, 39.5, es mucho mejor que el nuestro, un deplorable 46.6. Para referencia, el de NZ es 32.5. Uruguay está a medio camino entre Chile y NZ en equidad. No hay "Sanhattan" ni ostentación en Montevideo, es un país de sólida tradición igualitaria.

Uruguay es el país con el menor índice de percepción de corrupción de América Latina. En el Índice Democrático del The Economist, NZ tiene un 9.3, Uruguay un 8.4 y Chile un 8.0, y sospecho que en su próxima actualización estaremos bastante peor, al igual que en el Gini. La recaudación tributaria de Uruguay y Chile es hoy cercana al 20% del PIB, en cambio la de NZ es 28%, en congruencia con lo que ocurre en el mundo civilizado no-neoliberal extremo, en que se va recaudando más a medida que las clases medias exigen más, como lo ha dicho Briones y lo odia Larroulet. Uruguay nos demuestra que, incluso en nuestra vapuleada América Latina, yes, they can.

Hasta recientemente, que en una respetable alternancia ganó la elección presidencial Luis Lacalle, del Partido Nacional centroderechista, gobernó en Uruguay el Frente Amplio por 15 años, una coalición que va desde la DC a los comunistas, pero que son mucho más capaces de ponerse de acuerdo que nuestra montonera opositora, en torno a una doctrina de seguridad social y equidad. Esto se debe en buena medida al liderazgo de Tabaré Vázquez y de Pepe Mujica, grande entre los grandes por su ética y su austeridad. Ya en el poder evitaron tentaciones populistas.

Presidente, se lo ruego, vaya a compartir un mate con Luis, Tabaré y Pepe en un café de la Rambla, degustando masitas con dulce de leche.

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