Otoño intenso



El otoño se asoma con vientos fuertes en América Latina: todo indica que la crisis venezolana proseguirá, combinando híper inflación, migración creciente y elecciones presidenciales. La crisis venezolana repercute en la región, tanto en dimensiones políticas como migratorias.

Colombia es el país donde resuena con mayor intensidad esta crisis y lo hace en tiempos de elecciones: en marzo los colombianos elegirán a sus legisladores y a fines de mayo a su Presidente. Pocos años atrás las empresas colombianas exportaban millones de dólares al mercado venezolano, y tradicionalmente muchos colombianos buscaron trabajo en Venezuela. Desde el roce del 2008 el comercio sufrió una súbita transformación y hoy el flujo migratorio se invirtió.

La migración venezolana es inédita; Venezuela siempre fue un país que asimiló generosamente a migrantes económicos o políticos. También son diferentes los destinos de dicha migración. Antaño la predominancia era la ruta Sur-Norte, hoy no. Brasil, Panamá, Perú y todo el Cono Sur, más países del Caribe, son hoy los nuevos destinos.

A mediados de abril se realizará en Lima la Cumbre de las Américas, y el tema a analizar será la corrupción. La vida (y Odebrecht) hizo que este tema sea de vital contingencia en la Lima de estos días. Por cierto, el debate sobre la participación del Presidente venezolano Nicolás Maduro (a esas alturas en la recta final de su campaña), es otro ingrediente de la Cumbre.

También tenemos elecciones presidenciales en Paraguay (el mismo día de las venezolanas), y en México estaremos en tierra derecha, donde todos los contrincantes de Andrés Manuel López Obrador (el favorito) lo acusan de simpatías bolivarianas. "Ni Trump ni Maduro" ha sido su respuesta. El nacionalismo mexicano ha sido estimulado por la retórica de la Casa Blanca; la lucha contra la corrupción es otro afluente de las simpatías para el candidato opositor. Y en Costa Rica tendremos la segunda vuelta presidencial el 6 de abril, donde competirán Fabricio y Carlos Alvarado (coincidencia de apellido), uno conservador -evangélico- y el otro socialdemócrata.

No es todo. El 19 de abril Raúl Castro finalizará su mandato. La sucesión será definida por la Asamblea del Poder Popular, y a la fecha "Radio Bemba" (el sabroso rumor cubano) menciona preferentemente al actual vicepresidente Miguel Díaz-Canel como el tapado; pero últimos despachos agregan también al coronel Alejandro Castro, hijo de Raúl. En Cuba los cargos no pueden durar más de diez años y solo dos mandatos, y para ser elegido miembro del Comité Central ahora se debe ser menor a 60 años. Cuba dejó de exportar guerrillas hace décadas, y salió de África; hoy se esmera en ayudar a resolver conflictos en la región, para lo cual posee una experimentada diplomacia.

Todo indica que el otoño latinoamericano (o la primavera, según de donde sea el lector) será dinámico; habrá que monitorearlo debidamente y, como siempre, sin ideologismos ni menos provincianismos.

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