Opinión

PS después de las primarias

FOTO: Javier Salvo/Aton Chile JAVIER SALVO/ATON CHILE

Las primarias llegan a su fin muy lejos de lo que se esperaba que fueran: el camino mediante el cual el PS recuperaría el liderazgo de la izquierda, entronizando a Carolina Tohá como su candidata presidencial. Cualquiera sea el resultado del próximo domingo, es evidente que nada de eso ocurrió. La protagonista de la primaria fue Jeannette Jara y el socialismo debería preguntarse por qué.

¿Será simplemente que la ex ministra del Trabajo es mejor comunicadora, más empática y puede exhibir mejores resultados en el gobierno, porque la reforma previsional “se vende” mejor que la gestión en seguridad? Claro que algo de eso hay, que la apuesta de Jara por evocar a Bachelet, tomar distancia del PC y capitalizar sus reformas le dio resultado, pero el problema es mucho más profundo que eso.

Mirando desde afuera y con el sesgo evidente de tener una visión muy distinta de la justicia y el orden social, creo que el gran problema del PS es que perdió su identidad. Hace tres décadas se reintegró a la democracia con el discurso de la renovación, con la promesa de encarnar una izquierda moderna, que se identificaba con los líderes socialdemócratas de Europa Occidental y no con los dictadores vergonzantes que perecieron sepultados por los ladrillos del muro de Berlín.

Después de dos décadas, cuando la derecha ganó la elección presidencial se hizo evidente que la política adquiría una competitividad nueva y como la necesidad -de ganar elecciones- tiene cara de hereje, abandonaron a Lagos y fueron tras Bachelet que ofrecía un proyecto de izquierda que integraba al PC y a “los chiquillos” del Frente Amplio. Después, violencia y escarceos con la destitución de Piñera mediante, se embarcaron en el proyecto de constitución delirante, ya no solo con el PC y el FA, sino con la Lista del Pueblo, expresión política de la llamada “primera línea”. Finalmente, terminaron detrás de Boric, gobernando con los mismos que los habían descalificado y denigrado políticamente de todas las formas posibles.

Ahora, en la hora undécima, cuando la elección parece perdida y de una manera bastante poco elegante, Carolina Tohá se sitúa en la posición de una suerte de anticomunista de facto, en un intento evidente por conseguir prestados, desde fuera de su sector, los votos que ya no consigue en su interior. ¿Por qué una persona sensata que no es de izquierda querría inflar la primaria de los partidos que buscan la continuidad de este gobierno, devolviéndoles así su competitividad?

Más aún, ¿por qué habría de salvar a un PS que nadie sabe lo que es realmente? ¿Votar por Tohá es votar por un proyecto más afín al de Lagos, al de Bachelet o al de Boric? ¿El socialismo que promete Tohá es el de la regla fiscal o el de los retiros, el institucional o el que se entusiasmaba con la caída de Piñera, el de la renovación o el de la propuesta constitucional de la Convención?

Ningún elector de centro o de derecha lo sabe. Pero lo peor, tampoco lo sabe el de izquierda. Ese es realmente el problema.

Por Gonzalo Cordero, abogado

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