Reconocer el esfuerzo, un acto de justicia



En 2018 se implementó el Sistema de Admisión Escolar en todas las regiones del país, con excepción de la Metropolitana. El resultado del proceso, que implicó la postulación de más de 290 mil niños y jóvenes, dejó en evidencia la insuficiencia de algunos criterios de priorización contemplados en la ley y revivió cuestionamientos que no se zanjaron debidamente en el debate legislativo que le dio origen. Corresponde a un sano ejercicio democrático volver a plantearlos y acordar una solución.

El principal de ellos se relaciona con el reconocimiento del mérito académico como criterio de selección en la enseñanza media. Lo que fue anticipado por muchos en el debate legislativo de 2015, se confirmó con la implementación del sistema y la frustración de cientos de familias que no encontraron en el sistema de admisión una respuesta a años de esfuerzo.

El proyecto de ley anunciado por el Presidente Piñera esta semana aborda varios aspectos, que buscan compatibilizar el sistema de admisión escolar con la importancia de resguardar la diversidad de proyectos educativos y, por esa vía, ampliar las posibilidades de elección de las familias. Uno de sus ejes principales apunta a promover el esfuerzo y busca, precisamente, hacer justicia frente a una aspiración legítima de familias que ven en el mérito académico el principal camino para acceder a mejores oportunidades.

Nuestro sistema educacional destaca por su diversidad de proyectos educativos, entre los cuales se encuentran aquellos que tienen un particular foco en el alto rendimiento académico. Lo que se busca con esta iniciativa es permitir que estos establecimientos educacionales, en la medida que cumplan con ciertos requisitos, como encontrarse en la categoría de alto desempeño según la Agencia de Calidad de la Educación, puedan aplicar procedimientos propios de admisión que consideren el mérito, de acuerdo a criterios objetivos, a partir de séptimo básico.

Reivindicar el esfuerzo, la perseverancia y el trabajo en el sistema educativo es de toda justicia. El proyecto presentado busca reconocer a esos jóvenes y sus familias, el derecho a que su esfuerzo y no el azar determine el acceso a un tipo de establecimiento que se caracterice por potenciar esas virtudes.

Lo anterior no se contrapone en ningún caso con el trabajo permanente que realiza el Ministerio de Educación por mejorar la calidad de todos los establecimientos del sistema educativo, lo que representa uno de los pilares del programa educacional del Presidente Piñera, y se ha visto reflejado en las iniciativas impulsadas en el primer año de gobierno, tales como Leo Primero, Todos al Aula, Plan de Apoyo a escuelas insuficientes, entre otras.

El proyecto de ley combina, además, el reconocimiento al mérito académico con necesarios criterios de inclusión. Hay quienes han intentado, equivocadamente, instalar que esta medida podría ir en desmedro de los más vulnerables, obviando el hecho que la propuesta obliga a que al menos un 30% de las vacantes se reserven para alumnos prioritarios, que pertenecen al 40% de menores ingresos del país.

La conjugación de estos factores -mérito académico, colegios de alta exigencia e inclusión- ha demostrado generar un círculo virtuoso de movilidad social, que ha permitido a miles de jóvenes acceder a las oportunidades que la educación superior ofrece. Las modificaciones propuestas buscan generar las condiciones para que estos factores se repliquen.

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