Repensando el trabajo post pandemia

Una familia trabaja en su comedor, durante el pandemia de coronavirus se a dado el Home Office o Teletrabajo para que personas puedan cumplir por cuarentena y así evitar lo mas posible su mayor propagación. FOTO: Jose Francisco Zuñiga /AGENCIAUNO


Por Alejandra Cox, economista

El gobierno intenta introducir incentivos al empleo que apuren la recuperación. Es importante que el Congreso examine estas propuestas con miras a mejorar el bienestar de los trabajadores y la sostenibilidad de la recuperación.

Entre las medidas propuestas, hay dos que apuntan específicamente a cambios en el mercado de trabajo que llegaron para quedarse en un mundo con o sin pandemia. Se trata de incorporar polifuncionalidad y flexibilidad de horarios a los contratos laborales, permitiendo echar a andar actividades con variaciones en el número de trabajadores en cada momento del día y con el requerido distanciamiento social.

Además, las cuarentenas impulsaron el trabajo desde la casa vía Internet. Un estudio para EE.UU. calculó que el trabajo desde el hogar ha llegado al 52% del empleo durante la pandemia, mientras que correspondía a solo un 5,2% con anterioridad. Hemos aprendido que el trabajo desde la casa es facilitador para algunos y muy difícil para otros; es muy efectivo para ciertos tipos de trabajos y menos para otros. También hemos aprendido que los empleadores no pueden esperar que sus trabajadores cuenten con el equipamiento necesario para ejercer labores en la casa; ni pueden suponer que sus trabajadores pueden ejercer labores en casa con la misma disponibilidad de horarios previa; en especial si los colegios y jardines infantiles siguen cerrados. Además, muchos trabajadores han invertido horas adicionales aprendiendo nuevos métodos de trabajo,

En estos seis meses de poco tráfico, nos hemos beneficiado de menos accidentes, y hemos agregado tiempo a nuestros días. El referido estudio examina el total de horas ahorradas en traslados hacia y desde el trabajo (60 millones de horas diarias), y examina cómo las personas han usado este tiempo. Un tercio fue redirigido al trabajo principal, y casi un 10% a trabajos secundarios. El resto se distribuyó entre cuidado de niños (11%); mejoras del hogar (16%); entretención dentro del hogar (19%) y ejercicio al aire libre (11%). En un mundo post pandemia quisiéramos mantener al menos parte de estas ganancias reduciendo las aglomeraciones de tráfico en horas punta. Incorporar la flexibilidad de horarios a nuestra ley laboral contribuye a este fin. La reducción de aglomeraciones de tráfico beneficia a todos, y particularmente a las mujeres.

Sería ideal que los empleadores y empleados pudieran lograr acuerdos que consigan mejoras de productividad neta de costos de traslado. Estas ganancias tendrían que favorecer tanto a los trabajadores como a los empleadores. Varios países europeos están repensando sus leyes laborales para incorporar este tipo de flexibilidad. Las soluciones serán diferentes en cada país, pero el principio que debe guiarlas es el de equivalencia. Las nuevas reglas no deben forzar a los trabajadores a continuar trabajando desde casa, ni tampoco a volver a la oficina. Las nuevas reglas deben dar la opción a los empleadores de ofrecer y a los trabajadores de elegir diversidad de horarios y espacios de trabajo. Lograr este balance es difícil, pero la experiencia de estos meses nos permite visualizar la posibilidad de mejorar nuestras leyes laborales para lograr mayor bienestar.

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