SEÑOR DIRECTOR:

Respecto al decreto para el resguardo de fronteras, preveo que para las Fuerzas Armadas será complejo el control de la inmigración en la Macrozona Norte. Lo más probable es que serán sometidas a escarnio público, sea por no cumplir con su misión o por uso excesivo de la fuerza. Esto, porque las reglas del uso de la fuerza (RUF) -que ofrecen un amplio margen para que los políticos se “laven las manos”- al parecer fueron diseñadas pensando poco menos que en una situación de normalidad, en la que bastaría con la sola presencia de Carabineros. No obstante, en los hechos, se está convocando a las FF.AA. precisamente porque la policía está sobrepasada.

En tal contexto, es razonable suponer que las situaciones críticas no se presentarán con los inmigrantes ilegales que pacíficamente intentan ingresar al país, sino con los miembros del crimen organizado o con una turba exacerbada dispuesta a correr cualquier riesgo. Así las cosas, difícilmente los militares podrían seguir el parsimonioso proceso dispuesto.

Me parece que las RUF deberían considerar estas y otras situaciones extremas, más allá de una ambigua “legítima defensa”, que usualmente obrará contra los militares.

Miguel A. Vergara Villalobos