En octubre de 2018 el diputado Gabriel Boric anunciaba que tomaría una licencia médica para tratarse un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que padece desde pequeño. La brutal honestidad nos sorprendió a todos. Pues, hasta entonces, y salvo por la estrepitosa salida de Pablo Longueira de la carrera presidencial por un "cuadro de depresión médicamente diagnosticado", la salud mental había sido un tema inexistente en la política nacional.

Luego de la licencia y de regreso a su labor legislativa, vimos que Gabriel volvía recargado, con una nueva cruzada; la salud mental. Volcándose, casi por completo, a instalar el tema.

De suyo, pareciese que la cruzada del diputado es del todo necesaria, pues, si consideramos que los trastornos neuropsiquiátricos son responsables de un 23% de la carga de enfermedad en el país; que cerca de un 80% de chilenos con enfermedades psiquiátricas no está diagnosticado; que la cesantía es 7 veces mayor entre personas con trastornos mentales severos que entre personas sin trastornos mentales; que Chile cuenta con la segunda mayor tasa de aumento de suicidio de los países de la OCDE, después de Corea del Sur; y que las licencias médicas por enfermedad mental ocupan, desde el año 2008, el primer lugar entre las causas de licencia médica, nos da luces de una campaña urgente y necesaria.

No obstante, y como era de esperarse, Gabriel no estaba solo en este esfuerzo.  Paralelamente el movimiento estudiantil comenzó a explorar y explotar el tema. Así, un grupo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile protestaron el 22 de abril contra la carga académica que consideran excesiva. Afirmando que esta rutina les ocasiona falta de sueño y diversos problemas salud mental.

Por otro lado, la Confech hizo un llamado a paro nacional reflexivo para el 8 de mayo, en donde instó a que todas las federaciones integrantes pusieran como tema obligatorio a la salud metal en las discusiones de sus respectivas asambleas, como antesala a la movilización.

Posteriormente, y para volver al artífice de esta trama; Boric el pasado lunes 13 de mayo participó un seminario en la Universidad Alberto Hurtado, titulado "Tu prejuicio es mi problema: Salud Mental en la Era Neoliberal".

Así, se pretende vincular al sistema capitalista, la acumulación de riquezas y el espíritu competitivo que promueve las políticas económicas liberales impulsadas durante los últimos 40 años en nuestro país como una de las causas principales de las enfermedades mentales, los cuadros de estrés y depresión, las licencias médicas, etc. Es decir, una demanda que nace de una problemática real y urgente, como es asumir la salud mental como una política pública de Estado con la dimensión que merece, se transformó en una bandera de lucha, como agente de conflicto, funcional e instrumental a fines ideológicos.

Dicho lo anterior, esperemos que la derecha y el Ejecutivo acusen recibo y que sean capaces de formular las preguntas de rigor, como, por ejemplo; ante este problema de salud pública, ¿Dónde están los más vulnerables? Y basarse en experiencia comparada, con países del orbe socialista; como Bolivia, Cuba o China, quizá nos ayude para derribar mitos. Por el contrario, si no se adelantan al debate, llegarán tarde tal como sucedió con "No al lucro", "La Gratuidad", "El Feminismo", y bailaran nuevamente al son del Frente Amplio.