¿Y qué tal los gobernados?

MANIFESTACIONES EN PLAZA ITALIA
22 .10.2019 DRON: MANIFESTACIONES EN PLAZA ITALIA ORGANIZADA POR REDES SOCIALES CONGREGA A CIENTOS DE PERSONAS EXIGIENDO AL GOBIERNO CAMBIOS EN LA CONSTITUCION, SALUD, EDUCACION, AFP, Y RENUNCIA DE PRESIDENTE PI"ERA FOTOS: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA


Durante los últimos meses se ha escrito con profusión sobre las carencias que evidencian quienes ocupan posiciones de gobierno y otras magistraturas en Chile actual. El diagnóstico del fenómeno es lamentablemente claro. Con todo, no es éste el único problema de fondo que enfrenta el tejido social del país. Queda la impresión de que la situación no es mucho mejor entre los gobernados, esto es, en el grueso de la ciudadanía. Escenario que resulta poco halagüeño, puesto que el devenir de las comunidades políticas depende primeramente de sus dirigentes, pero también del talante humano de sus dirigidos. Es lo que ha enseñado siempre la buena teoría política.

Una observación detenida del comportamiento de los chilenos durante los últimos años y, en especial, durante los convulsionados últimos tres meses, permite percibir algunas falencias que subyacen al mismo. Primera, una ignorancia extendida sobre la historia y la configuración institucional del propio país, incluso sobre las funciones específicas de entidades que afectan directamente a sus vidas cotidianas. Luego, una reducida capacidad de análisis racional o, por lo menos, ella profundamente interferida por las emociones. Características que, en conjunto, entorpecen el juicio certero de la realidad y hacen a las personas presa fácil de propuestas simplistas y slogans caricaturescos, que se difunden profusamente en el espacio público. Enseguida, predomina en la población, en particular entre los jóvenes, una convicción cada vez más cristalizada sobre los bienes a que se tendría derecho. Asiste en ella la idea de ser "sujetos de (numerosos) derechos" que la sociedad o el Estado (los otros) les han de satisfacer a todo evento, mientras por contraste no reconocen correlativos compromisos ni deberes previos que cumplir.

El cuadro mencionado, puesto en el contexto de una cultura marcadamente individualista en que cada uno va a lo suyo y donde prima un materialismo consumista en que parecen afincarse los anhelos de felicidad de multitudes, hace que los deseos de los individuos sean numerosos e incontrolables y la incapacidad de la comunidad en satisfacerlos (en su mayoría y con cierta prontitud) genere enormes frustraciones. ¿Cómo conducir a un grupo de personas con estas características?: abundante en tensiones, algo anárquico y, además, conectado online con miles de mensajes de todo tipo y de todo el orbe, imposibles de ser procesados por su número y los rasgos sicológicos de sus receptores. Se trata de una tarea extraordinariamente compleja. Desafortunadamente para estos efectos, la contextura ética de la ciudadanía es tanto o más frágil que la de sus gobernantes. Por esta razón, la crisis que asola a Chile es profunda y una buena salida de ella no se avizora fácil. Existe debilidad en lo esencial: el "factor humano". Trabajando a partir de esta premisa hay que buscar el largo camino hacia tiempos mejores.

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