Opinión

Un cambio necesario

cambio de gabinete

El Presidente Piñera definió sumar al cambio de énfasis marcado en su discurso del primero de junio, un cambio en el equipo de ministros destinados a ejecutar esa agenda. Le puso fin así también a semanas sino meses, de especulaciones que venían debilitando el trabajo de su gabinete.

Los dos hitos aparecen en un esfuerzo decidido por re-sintonizar al gobierno con la ciudadanía, frente al daño que el enfrentamiento con las oposiciones y el bloqueo de sus iniciativas más emblemáticas le estaban produciendo frente a la ciudadanía, la mayoritaria sensación de estancamiento que muestra la encuesta CEP golpea a todo el sistema político pero  la mayor responsabilidad en esto siempre recaerá en el gobierno, más allá de las responsabilidades individuales.

No debe haber dejado indiferente al mandatario el aparecer frente a la ciudadanía como un gobierno débil y con gestión deficitaria en casi todas las áreas según la percepción de la personas. Es imposible no vincular este cambio al diagnóstico ya anticipado por otros sondeos pero que en la CEP adquiere para los actores políticos la categoría de certeza.

Es verdad que no se van todos los que han enfrentado problemas y que tampoco todos los que se van necesariamente lo hacen por su gestión. Es parte de lo político, del puzzle que implica cualquier cambio en ministros, no se va ningún ministro con militancia sino solo independientes.

Ahora, al ver qué señales que envía el gobierno, destaca el movimiento de Alfredo Moreno a Obras Públicas, la gran apuesta del Presidente Piñera es un plan de infraestructura de más de 20.000 millones de dólares que busca ser el impulso que la economía necesita para asegurar el crecimiento los próximos años. Para eso el ministro Moreno ha demostrado capacidad de gestión y buenas relaciones con el mundo empresarial, que se estaba volviendo crítico de la gestión del actual gobierno, lo que hace que parezca una buena apuesta.

La promesa de crecimiento es uno de los pilares de la pasada campaña presidencial, y campo de batalla de la actual disputa política. Porque el refuerzo de apostar por el  crecimiento explica varios de los ajustes ministeriales.

El retorno de dos ex ministros del primer gobierno, como lo fueron Ribera, Mañalich y Jobet vuelve a demostrar que la experiencia en lo público es un atributo clave, que baja los riesgos políticos en la gestión. Pero también ratifica que el Presidente Piñera cada vez que se ve tensionado o ante adversidades, su pulsión natural es a confiar en su entorno más cercano e inmediato.

La dispar reacción de los partidos, unos celebrando otros murmullando su escasa influencia, habla también de que la lectura política de este ajuste de gabinete no es tan simple. La crítica posición de RN las últimas semanas y la pública demanda del senador Ossandón de que salieran 2 ministros específicos se vieron en los hechos vinculados directamente a lo que finalmente decidió el Presidente.

Que éste era un cambio necesario, no hay dudas, pero en la concreción y señales que entrega es lo que motivará el debate de estos días.  Si abre o no un nuevo tiempo para la gestión del gobierno y sus reformas es algo que solo el tiempo responderá .

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