
Una Constitución feminista para transformar el derecho patriarcal

Por Verónica Del Pozo, codirectora Abofem
“Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo”, sostenía Audre Lorde en 1979, para explicar que las herramientas de dominación utilizadas por quienes nos oprimen, nunca jugarían a nuestro favor, que el feminismo debía usar otros métodos. Y tiene sentido, desde el feminismo, desconfiar del derecho patriarcal.
Cómo no desconfiar, si todavía en Chile hay normas que discriminan a las diversidades sexuales en materia de adopción, filiación homoparental y matrimonio. Cómo no escandalizarnos de que las mujeres sigamos recibiendo un tratamiento infantilizado en el Código Civil, que establece como estándar de comportamiento al “buen padre de familia” y que obliga a la mujer casada en sociedad conyugal a pedir permiso a su marido para disponer de sus propios bienes.
Cómo no horrorizarnos de que el sistema judicial nos niegue el acceso a la justicia con perspectiva de género cuando nos atiende como víctimas, cuando investiga nuestras desapariciones y femicidios y cuando toma decisiones que no nos protegen. Es aberrante que las víctimas de violencia sexual muchas veces sean humilladas por quienes deben atenderlas y que se ponga en duda sus denuncias, cuestión que no ocurre en otro tipo de delitos.
Cómo no reclamar a los órganos co-legisladores para que salden sus deudas con nosotres: que se aprueben proyectos clave, como el que promueve una vida libre de violencia a mujeres y diversidades y el de educación sexual integral, fundamental para la prevención de la violencia. Aún no tenemos regulación adecuada en materia de violencia digital, prostitución y pornografía, entre otros temas. Y todavía no contamos con normativa laboral y de protección social que nos permita contar con un Sistema Nacional de Cuidados, pieza clave para avanzar en una sociedad feminista en que hombres y mujeres tengan igual responsabilidad en los cuidados.
Sin embargo, las abogadas feministas (Abofem), creemos, a diferencia de Audre Lorde, que sí es posible transformar radicalmente el derecho, desde una perspectiva feminista, para convertirlo en una herramienta emancipatoria para las mujeres y diversidades sexuales. Y en los últimos años, hemos visto avances relevantes:
La paridad de la Convención Constitucional, que hizo de Chile un referente a nivel mundial.
La ampliación de la figura del femicidio. Antes se aplicaba este delito solo cuando el autor era cónyuge o conviviente de la víctima. Ahora, la figura se aplica también en el pololeo, o cuando el delito está motivado en el género u orientación sexual de la víctima. Con esto, el legislador reconoce que la violencia de género no es sólo hacia las mujeres en la vida doméstica, sino que también la sufren las diversidades sexuales y que puede ocurrir en el espacio público.
Si bien se despenalizó el aborto en 3 causales, lo que sin duda fue una conquista relevante para la autonomía de las mujeres, esperamos que en 2021 la marea verde atraviese la cordillera y avancemos hacia la legalización del aborto como un derecho de salud reproductiva garantizado por el Estado.
La convención constituyente nos plantea una oportunidad histórica para reconstruir los cimientos del derecho que, hasta ahora, es patriarcal. Si logramos que la Constitución reconozca a las mujeres y diversidades sexuales como sujetas plenas de derecho, las normas discriminatorias, que hoy nos infantilizan y nos niegan derechos, pasarían a la historia. Si logramos que todas las instituciones del Estado sean paritarias, el acceso a la justicia y la creación de políticas públicas tendría menos sesgos machistas. Si logramos que la constitución establezca un Estado social de derechos, un Estado cuidador, por fin existirían las condiciones materiales para que hombres y mujeres compartan las responsabilidades domésticas y de cuidado, cambiando para siempre la configuración de nuestras relaciones sociales. Las abogadas feministas, hemos elegido este desafío y seguiremos trabajando para convertir el derecho en una herramienta para la justicia y dignidad de todas las personas.
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