Alimentos esenciales para aliviar la hipertensión (y aquellos que es mejor evitar)

La hipertensión está asociada a enfermedades cerebrovasculares, cardiovasculares y renales. Existen muchos factores que influyen, entre los que destaca la alimentación, por lo que resulta importante conocer qué ingredientes que deberíamos evitar y cuáles potenciar.




La hipertensión consiste en la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida. Según describe la OMS, cada vez que el corazón late bombea sangre a los vasos, que la dirigen al resto del cuerpo. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.

En Chile consiste en una de las enfermedades más comunes y el principal factor de riesgo al que se le atribuye la mayor cantidad de muertes por enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales. Además, se encuentra como una de las enfermedades crónicas con mayor prevalencia en pacientes con COVID-19.

La nutricionista Daniela Fauré cuenta que además del ejercicio y la restricción de sodio, los pacientes hipertensos se pueden ver beneficiados siguiendo un estilo de alimentación mediterráneo o la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension). “Es una dieta creada para reducir la presión arterial alta, por ser rica en calcio, potasio, magnesio y fibra, los cuales podrían favorecer un control adecuado de presión arterial”, comenta la especialista.

Se trata de un plan de alimentación constituido, principalmente, por los siguientes alimentos:

Aceite de oliva: Rico en ácidos grasos monoinsaturados, y propiedades antioxidantes que disminuyen el proceso oxidativo de la hipertensión y tienen efectos antiinflamatorios.

Nueces: La ingesta frecuente de frutos secos y por sobre todo de las nueces se ha

asociado a una disminución de las tasas de cardiopatía coronaria.

Lácteos bajos en grasa: Un mayor consumo de lácteos ha sido relacionado con un menor incremento anual en de las presiones arteriales y por consecuencia menor riesgo de padecimiento de Hipertensión arterial (HTA).

Salmón: Al ser rico en omega 3, puede ejercer un efecto vasodilatador, mejorando salud de las arterias y contribuyendo a la baja de la presión.

Legumbres: Son una excelente fuente de fibra, que es importante a la hora de disminuir la presión arterial, y tienen alto contenido de calcio.

Frutas y verduras: El brócoli, albahaca, kale (col rizada) y acelga son verduras con alto contenido de calcio, que puede reducir la presión arterial.

Al contrario, la nutricionista recomienda evitar los siguientes alimentos:

Sal: La ingesta de sodio tiene una relación directa con el aumento de la presión arterial. Para las personas con diagnóstico de hipertensión se recomienda disminuir el consumo de alimentos altos en sodio.

Alcohol: El consumo excesivo de alcohol eleva la presión arterial de forma permanente. La embriaguez se asocia a mayor mortalidad por Ictus. Se ha visto que la reducción del consumo de alcohol disminuye las presiones arteriales en 3/2 mmHg. Además el consumo moderado de alcohol reduce el riego de infarto agudo al miocardio y de mortalidad cardiovascular.

Cafeína: “Por mucho tiempo la cafeína estuvo contraindicada en personas con hipertensión ya que aumenta los niveles plasmáticos de las hormonas del estrés (adrenalina, noradrenalina y el cortisol) de lo cual podría esperarse un efecto hipertensivo. Pero algunos estudios recientes concluyen que su consumo moderado podría tener un efecto antioxidante y contrarrestarían el factor hipertensor”, explica Daniela.

Grasas saturadas: Daniela especifica que las grasas saturadas se encuentran en alimentos tales como mantequilla, mayonesa, cremas, productos de pastelería, carnes altas en grasas, longanizas y hamburguesas envasadas. “Las grasas saturadas tienen un efecto sobre nuestro organismo de acumulación de grasa en las paredes de las arterias, estas placas con el tiempo pueden obstruir u estrechar las arterias dificultando el paso de la sangre, además provocando inflamación en nuestro organismo y como consecuencia son las responsables de las enfermedades coronarias”, dice.

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