¿Cómo elegir la mejor almohada?




Despertar de un sueño reparador, sin ningún tipo de dolencias, es quizás la fortuna de pocos, pues los dolores de cuello, espalda o los hormigueos en los brazos, son problemas comunes a la hora de dormir. Y es que cuando se habla de calidad de sueño, son varios los factores que influyen y entre ellos ciertamente está la almohada. Hay quienes prefieren dormir sobre algo duro, mientras que otros eligen superficies blandas. Lo mismo pasa con la altura, pero ¿existe una opción que, universalmente, sea mejor que la otra? Según explica la traumatóloga Guisela Quinteros, no hay evidencia científica que señale que un cierto tipo de almohada tenga ventajas significativas sobre otra, ya sea en pacientes con patologías cervicales como en personas sanas. Lo fundamental es que, al momento de dormir, podamos mantener la columna recta.

“Antes de cualquier decisión, hay que evaluar la forma en la que uno duerme, ya que esto tiene relación con el lineamiento que se debe mantener con la almohada. Si uno duerme de lado, en general no se podría decir que las almohadas ergonómicas sean mejores que las de pluma o las tradicionales, por ejemplo. Independiente del material, lo importante es que se mantenga la columna de manera rectificada, y eso significa que la cabeza esté alineada con el cuello, sin ejercer una mayor flexión”, dice la especialista.

Lo mismo ocurre con la posición boca arriba. De acuerdo a Quinteros, se ha visto que a mayor altura, hay una mayor presión en la unión cráneo-cervical, que corresponde a la unión de las vertebras altas con el cráneo. Cuando se mantiene esta postura, aumenta la presión en esa zona, lo que se relaciona a dolores cervicales. “Se debe buscar el alineamiento, es decir, que la cabeza esté a la misma altura que la columna cervical”, explica.

Por su parte, el kinesiólogo de Mumbai Kinetic, Manuel Puertas, agrega que almohadas muy altas o duras pueden conducir a una mayor flexión de la columna, lo que finalmente genera un exceso de tensión en la musculatura cervical y podría inducir a contracturas a nivel del cuello, provocando dolor cervical o incluso dolor de cabeza. “También es importante que vayamos renovando nuestra almohada cuando observemos que ha perdido su forma”, explica.

En el caso de las personas que prefieren dormir boca abajo, Quinteros recomienda el uso de almohadas delgadas para no híper extender la columna cervical. En este ámbito, el kinesiólogo agrega que la naturaleza humana nos invita a dormir sin almohada, por lo que si a ciertas personas les acomoda prescindir de ella, deberían hacerlo, especialmente si van a dormir boca abajo. “Si se suele cambiar mucho de posición por la noche, existen almohadas que tienen una zona central más baja y laterales más altos. Pero basta con que se elija dependiendo de las preferencias individuales, pues lo más importante serán las apreciaciones personales y la comodidad que se consiga a la hora de dormir, ya que realmente no existe una almohada ideal para todo el mundo”, concluye.

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