Paula

Maternidad y crisis sanitaria: Qué pasa con los tratamientos de fertilidad y procesos de adopción

maternidad coronavirus

El martes 17 de marzo, Constanza Toledo (38) y su marido comenzaron la cuarentena en su departamento en la comuna de Providencia. Emparejados hace siete años, hace dos comenzaron un tratamiento de fertilización al que el viernes de esa semana le correspondía una segunda inseminación artificial. "Como muchas otras parejas, dimos bote durante mucho tiempo. En un lugar nos decían que estaba todo bien e íbamos a otro y nos encontraban algo nuevo", cuenta. Fue recién hace un par de meses que dieron con un doctor con el que se sintieron a gusto. Pero justo cuando comenzaban el tratamiento, la pandemia empezó a agarrar vuelo.

"Los días previos a esta segunda inseminación artificial tuvimos que ir a la clínica un par de veces. Yo comencé con la preparación, que consiste en inyectarme algunas hormonas, y cuando estábamos en eso, notamos que todo el mundo estaba nervioso por el coronavirus. Nos atendían con mascarillas y se veía que había más medidas se seguridad que de costumbre", recuerda.

Tal como la primera vez, se fueron a su casa a esperar la fecha de la inseminación, pero fue en esos días que se enteraron de que en la clínica en la que están realizando el tratamiento había detectado los primeros casos de Covid-19 positivo. "El jueves 19, un día antes de nuestra fecha, me llamó la enfermera y me dijo que estaba todo listo para el procedimiento, pero que era su deber advertirme que si esta vez no funcionaba, íbamos a tener que esperar hasta un nuevo aviso para hacer la tercera". Esto, porque en la clínica decidieron cerrar el programa de fertilización de manera indefinida y sólo mantener aquellas atenciones que se consideran de primera necesidad.

La decisión de ese centro de salud no es aislada y resulta coherente con las indicaciones que se han dado a nivel mundial. En el sitio web de la Organización Mundial de la Salud (OMS), específicamente en la sección de preguntas frecuentes sobre Covid-19, embarazo, parto y lactancia materna, se establece que aún se están investigando las consecuencias de la infección en las mujeres embarazadas. "Disponemos de datos limitados, pero no hay pruebas para afirmar que corren mayor riesgo de enfermedad grave que la población en general. Sin embargo, debido a las transformaciones que experimentan sus cuerpos y sistemas inmunitarios, sabemos que las mujeres embarazadas pueden verse gravemente afectadas por algunas infecciones respiratorias".

Por su parte, la European Society Human Reproduction and Embriology (ESHRE), publicó recientemente un comunicado en el que reconocen que aún no existe información sobre el posible efecto de la infección por coronavirus en los embarazos en sus etapas iniciales y que por tanto "como medida de precaución, y en línea con la posición de otras sociedades científicas en medicina reproductiva, aconsejamos que todas las pacientes de fertilidad que consideren o planeen un tratamiento, incluso si no cumplen los criterios de diagnóstico para la infección por Covid-19, que eviten quedar embarazadas en esta vez. Para aquellos pacientes que ya están en tratamiento, sugerimos considerar un embarazo diferido con congelación de ovocitos o embriones para su posterior transferencia de embriones".

"Pusimos toda nuestra fe en que este segundo intento funcionara", cuenta Constanza. "Llegamos el viernes temprano a la clínica y ni siquiera pude entrar a la consulta con mi marido porque, por seguridad, solo dejaban entrar a una persona. Cuando terminé, me volvieron a decir que esta era la última opción que tenía porque se cerraba el programa por un tiempo".

Llegó el día de la prueba de embarazo y nuevamente salió negativo. "Es raro lo que me pasó esta vez. Cuando supe que la primera inseminación no había funcionado, lloré mucho. Estuve dos días mal y me levanté de nuevo pensando en que tenía otra posibilidad. Pero esta vez, aunque no había nada más que hacer, no me sentí angustiada".

"Creo que esta es una de las lecciones de esta pandemia: aprender a esperar. Quizás no era el mejor momento para quedar embarazada porque aun no hay certezas sobre cómo les afecta este virus a las mujeres gestantes. Tal vez habría tenido que pasar mi embarazo encerrada, no sé. Creo que esto nos debe ayudar a entender que es importante tomar una pausa. Convencernos de que no todo está en nuestras manos. La vida sabrá lo que pone en nuestro camino. Quizás todos nos cuidamos un montón, nos lavamos las manos constantemente, pero nada nos asegura que no nos vayamos a contagiar", dice.

Y concluye: "Por eso intento ver todo esto como algo positivo. Una señal de que el mundo tiene que mejorar. Hay un principio básico que tienen los budistas y que me ha hecho sentido por estos días, y es que las cosas no son permanentes. Esto en algún momento se va a acabar y quizás sea la oportunidad -o al menos así lo espero- para que nuestra futura hija o hijo llegue a un mundo mejor".

Los niños que no pueden esperar

Hasta hace un mes, una pareja que quería adoptar a un hijo en Chile tenía que recurrir presencialmente al Sename o a alguna de las tres fundaciones que están acreditadas para ese proceso. Una de ellas es la Fundación Chilena de la Adopción en la que su directora, Alejandra Ramírez, ha estado trabajando intensamente estos días para que estos enlaces se sigan concretando.

Alejandra cuenta que buena parte de los procesos a los que se enfrentan las mujeres y hombres que quieren adoptar, son cara a cara y que por eso han debido replantear rápidamente sus protocolos con el fin de cuidar la salud de las niñas y niños y sus familias. "Antes llegaban directamente a nosotros, nos encerrábamos en la oficina y conversábamos. Ahora todo se hace de manera digital, los talleres iniciales y las siguientes etapas de entrevista. Y aunque teníamos dudas sobre si la distancia física nos permitiría hacer la conexión que se requiere con ellos en estas etapas, podemos decir con orgullo que en este tiempo de emergencia, hemos logrado tres enlaces y que las familias han estado felices porque, además, la cuarentena les ha permitido tanto a las madres como a los padres estar en contacto con sus hijas e hijos 24/7", cuenta.

Por eso, están decididos a no parar. "Nosotros no podemos hacer una pausa porque nuestro trabajo no consiste en producir padres, lo que nosotros hacemos es buscar familias para niñas y niños que las están esperando. Si paramos, ellos tienen menos posibilidades de ser adoptados en un tiempo que es infinitamente importante para su desarrollo", explica. Y concluye: "Mientras haya un niño que necesita una familia, nosotros seguiremos trabajando".

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