Paula

El Ancla en Providencia

Para suerte de sus devotos comensales –que no son pocos–, este baluarte gastronómico de la comuna de La Cisterna, desembarcó en Providencia.

Cultivó su fama en La Cisterna, lejos de todo polo gastronómico. Sus suculentos platos caseros, como el congrio a la campesina, el cebiche imperial y la generosa ración de sus machas a la parmesana, tuvieron el poder de fidelizar férreamente a sus comensales, quienes hasta ahora tenían que cruzar buena parte de Santiago para darse el gusto de desmenuzar un buen pescado fresco o empalagarse con una paila marina. Hace un par de semanas, al fin, El Ancla acaba de abrir su primera sucursal en Providencia (Santa Beatriz 191, fono 264 2275). Aquí, dos fanáticos de su cocina derrochan palabras de elogio a sus platos favoritos:

Carlos Reyes, cronista gastronómico: "los choros maltones al vapor ($ 3.900) son una avalancha de conchas enormes, apretadas en un lebrillo, de carne túrgida y con un caldo concentrado y cundidor. La ensalada de ulte evidencia la actitud casera de su cocina: grandes y blandísimos cortes de esta alga con trozos de un suave queso de cabra. Si mantienen precios y porciones, el éxito les está asegurado".

Por 30 años Claudio Bustos fue mayorista del Terminal Pesquero de Santiago, así que sabe como nadie de pescado fresco.

Tomás Olivera, chef y dueño del restorán Carusso, en Valparaíso: "La paila marina ($ 6.500) tiene pulpo y almejas y, como la base del caldo es el agua de la cocción de los locos y algunas cabezas de congrio, es muy sabrosa. También alabo el pescado a la greda, un rollizo sabroso, con cebolla, pimentón, champiñones y queso de cabra fundido".

Las claves del éxito

Favorito de los empresarios industriales de la zona, el local de La Cisterna de El Ancla suele estar repleto, y los fines de semana es mejor no arriesgarse a llegar sin reserva. Las claves del indiscutible éxito de la picada, podrían resumirse en dos:

-El que sabe, sabe: su dueño Claudio Bustos fue por tres décadas dueño de un local mayorista en el Terminal Pesquero de Santiago. Cuando abrió El Ancla, en 2007, tenía un importantísimo punto a favor: sabía reconocer como nadie la frescura de los pescados y mariscos, además de conocer a los mejores proveedores.

-Carta generosa: desde un comienzo su dueño se propuso tener platos enjundiosos, para que nadie se fuera con hambre. Por eso, todos los platos llevan 350 g de pescado. Su carta diversa incluye preparaciones sureñas difíciles de encontrar, como el cancato, pescado con cebolla, tomate, queso y chorizo ($ 6.500).

Además de abundar en elogios a la cocina casera y generosa de El Ancla, el cronista gastronómico Carlos Reyes y el chef Tomás Olivera coinciden en que la relación precio-calidad de su carta merece un aplauso.

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