Paula

Erradicando a la machista: ¿Dónde está la mamá de este niño?

“Para Navidad nos juntamos con algunos de nuestros familiares. Los mínimos, para cuidarnos del Covid. Pusimos una mesa en el patio de la casa de una tía para evitar el encierro y sentirnos más seguros. En la mitad de la comida, los tres niños que participaron de la junta empezaron a correr y jugar alrededor de la mesa. En una de esas vueltas, uno empujó una mesita donde estaba apoyado el postre y lo botó. Se armó un alboroto entre las tías que corrieron a limpiar, yo que fui a tomar a mi sobrino para que no se asustara y mis tíos, que sentados gritaron ¡alegría, alegría!, como diciendo que aquí no había pasado nada.

En medio de todo el desorden, una de las tías que venía con un paño desde la cocina dijo: “¿Dónde está la mamá de este niñito?, porque mi prima –la mamá aludida– justo se había levantado y no estuvo en el momento del caos. Su papá tampoco estaba, pero mi tía sólo preguntó por la madre. Después de lanzar la frase, también lanzó una carcajada, dando a entender que era una broma. Pero en el fondo yo no lo sentí tan así. No sé si es que este año despertó en mí una especie de radar anti machista o es que mi tía finge muy mal, pero me cargó su comentario.

Y no me cargó solo por lo que ocurrió en ese momento, porque en el fondo sé que mi tía, cercana a los 70 años, ya no va a modificar su forma de pensar. Me cargó porque reconocí en esa frase una idea común, que es que para esta sociedad seguimos siendo las mujeres y las madres las culpables y responsables de la crianza de las niñas y niños. Con toda la carga que eso conlleva. Me dio pena porque lo reconocí en mí también. Estoy segura que en mi caso, probablemente sí en broma, dije esa frase alguna vez en mi vida. Pero aunque sea una talla, está muy mal. Porque en el fondo esconde algo mucho más profundo y lo más terrible es que lo disfrazamos de humor.

Hace mucho rato que estoy convencida de que la crianza debiese ser compartida, pero al final en cosas como éstas, que parecen invisibles, sigo repitiendo patrones machistas y dañinos, que en su suma, logran el objetivo de alimentar una sociedad patriarcal e injusta. Por suerte este año, entre todos los aprendizajes que me trajo la pandemia, decidí ponerme los lentes morados para ver cada detalle de lo cotidiano con perspectiva de género. A veces soy latera y catete, pero entendí que es la única manera de equilibrar el peso de una crianza completamente machista.

Sé que me voy a volver a equivocar, porque el peso de la historia es fuerte, pero mi meta 2021 es estar atenta a cada detalle y avanzar hacia ser una persona más justa. Y lo hago porque me emocionan los avances. Me emociona cuando escucho a las mujeres apoyarse; sin ir más lejos, ayer vi un video de las chicas en Argentina todas juntas cantando a favor del feminismo a propósito de lo del aborto. Se me pararon los pelos de la emoción y quiero ser parte de eso. Y aunque sé que la deconstrucción es un camino largo, estoy convencida de que se parte con estos pequeños gestos”.

Mariana Sierra tiene 37 años y es periodista.

.

Más sobre:GéneroSociedad

¡Oferta especial vacaciones de invierno!

Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE

Servicios