¿Existe un tipo de calefacción ideal?




La respuesta es no. Hay muchos factores que inciden en el momento de elegir la calefacción ideal, como el tamaño del espacio que se quiere temperar, el clima del lugar donde está ubicada y por supuesto el precio de la energía. Por eso, más que recomendar un sistema de calefacción en específico, los expertos recomiendan tener en cuenta otros factores que permitirán que el sistema elegido sea eficiente. Uno de ellos y probablemente el más importante, es la aislación. “Es necesario que las viviendas cumplan con ciertos estándares de aislación térmica –en puertas y ventanas, por ejemplo– que impidan la fuga de calor hacia el exterior”, explica Carlos Aguirre, director de la Escuela de Construcción de Universidad de Las Américas.

Luego –dice– la elección del sistema de calefacción debe pasar por el que tenga la contaminación intradomiciliaria más baja, es decir, que cuente con la menor producción de material particulado y CO2, que son los sistemas centrales y eléctricos. Sin embargo, asegura que “resulta mucho más eficiente calcular el costo que dicha elección tendría para las familias más que identificar el sistema o medio de calefacción, ya que cualquiera que se elija tendrá un presupuesto elevado mes a mes si es que la vivienda pierde mucho calor por su mal envolvente”.

Otros errores

Según la docente y enfermera de la UDLA, Mónica Valenzuela, debemos tener en cuenta que al momento de elegir un sistema de calefacción también debemos preocuparnos de prevenir el contagio de enfermedades respiratorias. “Muchas personas calefaccionan sus hogares a temperaturas muy altas, con el consecuente problema de enfrentar cambios bruscos de temperaturas al tener que salir del hogar. Ello genera en el cuerpo reacciones adversas, principalmente en la vía aérea, provocando una broncoconstricción y modificaciones en el sistema inmune, que predisponen a los resfríos u otras afecciones respiratorias”.

La experta recomienda tener cuidado también con la humedad, ya que es común ver malas costumbres al interior de los hogares, que empeoran las condiciones. Entre éstas, señala que un número importante de madres, padres o cuidadores tienden a sobreabrigar a los niños cuando hace frío, generando que estos transpiren y se mantengan húmedos. “También existe la creencia de hervir hojas de eucaliptus y dejarlas en un recipiente con agua sobre la estufa para humidificar el medio ambiente, pensando que nos ayudará para respirar mejor; o secar ropa húmeda cerca de estufas para aprovechar el calor de éstas. Todo lo anterior puede resultar nocivo para la salud, favoreciendo además la instalación de enfermedades respiratorias o exacerbaciones de patologías respiratorias crónicas”.

Lo recomendable –concluye– es evitar estas acciones, disminuir la humedad dentro del hogar y evitar ambientes sobrecalentados, pues el cambio de aire al salir de la casa no debiera marcar grandes diferencias.

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