La crianza emocional
Lleva 45 años observando guaguas y es experta en trastornos del desarrollo infantil: con solo mirar los gestos de un niño puede saber por qué no habla o no come, es agresivo o impasible. El motivo –asegura– siempre está en la relación con sus padres. Aquí, la sicoterapeuta inglesa, autora del libro The Silent Child's. Communication without Words, da las claves para entender las conductas de los niños pequeños y para establecer relaciones positivas con ellos.

Paula 1125. Sábado 6 de julio de 2013.
Un niño de meses no solo llora porque quiere a su madre: también puede llorar para rechazarla. A Jon, una guagua de dos meses con una madre deprimida, lo dejaban llorar hasta que se agotara y se durmiera solo. La sicoterapeuta inglesa Jeanne Magagna lo observó desde esa edad: el niño se ponía tenso y pateaba la cuna con fuerza, en un gesto desesperado. Al cabo de un mes, Jeanne notó que el niño apretaba las manos en un puño constantemente; a los seis meses, apartaba la mirada de su madre, y se ponía a llorar, cuando ella lo tomaba en brazos; con el padre interactuaba un poco, sin interés. A los once meses, Jon ni siquiera lloraba, y en vez de buscar a sus padres jugaba constantemente solo. Cuando cumplió 2 años, el niño apenas decía un par de palabras y siempre hacia dentro, como en un discurso para sí mismo. La madre entonces ya no estaba deprimida y empezó a hablarle amorosamente, pero Jon parecía no entender ni ser capaz de comunicarse. La herida afectiva de Jon quedó grabada, y solo con terapia pudo mejorar su desarrollo.
Jeanne Magagna, doctora de la prestigiosa Tavistock Clinic de Londres y jefa del departamento de sicoterapia del hospital de niños Great Ormond Street de la misma ciudad, ha observado cuidadosamente a cientos de guaguas con problemas de desarrollo como Jon, y a otras tantas con desarrollo normal, y sabe que todo atraso, todo silencio, agresividad o apatía de un niño vienen de una relación quebrada con sus padres. Acaba de publicar en inglés el libro The Silent Child's. Communication without Words, y en castellano Observación de bebés, una compilación de textos sobre el tema (Paidós). También estuvo recién en Chile para dictar una serie de seminarios y talleres organizados por la Sociedad de Estudios Psicoanalíticos de la Infancia a la Adolescencia, SEPIA. Su método de observación, aprendido junto a la sicóloga Esther Vick, se une al sicoanálisis infantil y la sicoterapia para entender qué sienten y cómo se relacionan los niños, cuestión que empieza antes del nacimiento. Su trabajo siempre tiene que ver con los padres, y ella mira desde la perspectiva del niño.
"Uno de los motivos por los cuales las madres tienen problemas para lidiar con las pataletas es porque no aceptan que la guagua realmente se enoja porque el mundo no es como quiere que sea. La tarea de los padres es ayudar a que el niño acepte la realidad, acepte que el mundo no es exactamente como él quiere".
Los bebés tienen una vida mental desde el útero. El bebé es afectado por la vida emocional de la familia: si hay violencia intrafamiliar, o muchas peleas o enojo en la casa, o alguna muerte, el bebé lo siente, se perturba. Al contrario, si todo está bien, el bebé se conecta con la necesidad de tener una madre y un padre, y con el deseo de ser consolado por ellos a través del llanto. La tarea de los padres no es solo alimentar, proteger, hacer dormir, sino también recibir la personalidad del bebé y darle sentido a lo que el bebé comunica.
¿Cómo se le da sentido?
Pensando en el bebé como una pequeña persona que puede entender lo que tú sientes. Si eres amorosa u hostil, el bebé entiende. Puedes darte cuenta si el bebé es capaz de mirar a los ojos, si abre la boca para llorar, si es capaz de moverse después de estar tenso, o dejar que sus manos se relajen. El estado mental de la guagua se nota mucho en las manos. Cuando la madre se va, puedes ver que el niño tensa las manos, y cuando está con él, alimentándolo y cuidándolo, las manos se sueltan. Si el bebé desarrolla la seguridad de que sus padres están ahí, ese bebé naturalmente va a sentir curiosidad y afecto con las manos, al moverlas y tocar. Si se siente seguro, explora.
¿Cómo pueden las madres primerizas entender los diferentes llantos de sus hijos?
Ningún libro ni experto te puede decir cómo saber por qué llora tu hijo. Cuando consuelas a un bebé que llora, puedes darte cuenta de sus sentimientos, y él entiende si eres receptiva, si lo rechazas, o si proyectas tu malestar en él. Cuando la madre está angustiada, el bebé se angustia, es visible. El lenguaje no tiene nada que ver con la comunicación, esta se basa en el sentido de lo que sientes junto a tu bebé, si entiendes por qué llora o se queja, o si solo piensas que te está manipulando.
Has dicho que los niños no manipulan. ¿Cómo entender entonces las pataletas?
Ya a los cuatro o seis meses, si un bebé siente que le gusta su madre, empezará a quejarse para obtener lo que quiere: protesta, ese es el comienzo, dice no, no quiero que me dejen solo, es una protesta más agresiva. Uno de los motivos por los cuales las madres tienen problemas para lidiar con las pataletas es porque no aceptan que la guagua realmente se enoja y es agresiva porque el mundo no es como quiere que sea. La tarea de los padres es ayudar gradualmente a que el niño acepte que el mundo no es exactamente como él quiere, a aceptar el principio de realidad: que sus padres necesitan dormir, que necesitan estar juntos como pareja, que tienen otras cosas en mente fuera de él. El destete consiste en salir del paraíso a la frustración de estar fuera de él.
¿Qué le aconsejarías a una madre que no sabe manejar la pataleta de su hijo?
Un niño que hace una pataleta en una tienda, si la madre obedece sus deseos, es mucho más probable que las pataletas continúen. En cambio si la madre le dice: "yo sé que realmente quieres eso –acepta lo que siente el niño–, pero no te lo voy a dar, y ahora nos vamos a la casa", es capaz de contener su hostilidad. Esa es la mejor manera de superar una pataleta.
¿Es importante para su desarrollo enseñar a los niños mediante la frustración, ponerles límites?
No creo que debas intentar frustrar a tu hijo, lo frustras constantemente porque no estás con él las 24 horas. Frustrar significa no dejar que el niño sea un rey, siempre estás poniendo límites, desde el nacimiento, al no atiborrarlo de comida, por ejemplo. No puedes ser el sirviente de tu hijo. Por supuesto que depende de cada niño, si está enfermo probablemente tendrás que ser muy constante y rápida para atenderlo, pero también es bueno dejarlo un poco solo antes de satisfacerlo. Frustrar a un niño puede ser abusivo, por ejemplo dejarlo llorar por largos periodos de tiempo, eso es privarlo de la comprensión que necesita para entender por qué no puede dormir.
¿Funciona dejarlos solos con su rabia?
Hay un libro muy bueno de Margot Sunderland, The Neuroscience of Parenting, que explica que si tú dejas a un niño angustiado mucho tiempo, el bebé fisiológicamente se estresa, entonces es importante dejarlo que exprese un poco su disgusto, pero no mucho rato. También es bueno dar un consuelo físico, un abrazo, porque los niños se sienten muy ansiosos, se les desarma el sentido de bondad de sus padres. Al calmarlos, aunque estén furiosos, se darán cuenta de que esa es su madre, la misma que les gusta tanto. El mundo se vuelve un lugar horrible, entonces hay que tomar una pausa para volver. Por eso es muy bueno el contacto físico, regula el estado fisiológico excitado, ellos no se pueden calmar solos.
¿Y cómo le afecta que la madre pierda la paciencia?
Es importante que la guagua sea capaz de percibir que tú también estás angustiada, no ir corriendo a satisfacerla, sino que sienta que estás disgustada o triste o enojada. Ahí cada uno tiene que usar la intuición y buscar la manera de calmar a su guagua. Si es un niño que no le gusta mucho que lo abracen, por ejemplo, sí es mejor que la mamá se vaya unos segundos y vuelva.
¿Puede una madre estar demasiado presente, ser demasiado amorosa?
Esa es una pregunta importante. Si la madre siempre es amorosa entonces no tiene momentos amorosos. Una madre debe ser capaz de saber cómo se siente. El amor o el momento amoroso no es lo normal, lo normal es tener diferentes sentimientos, estar enojada o agotada. Si solo eres amorosa, estás negando o escondiendo algo de ti misma, y por satisfacer siempre lo que tú supones es lo mejor, puedes no ver que la guagua realmente solo quiere que le hables. No queremos amor todo el tiempo, pero sí que nos entiendan.
HIJO ÚNICO
Uno de los temas centrales de tu trabajo es el lenguaje. ¿Es necesario estimular a una guagua para que comience a hablar?
Estimular no es una buena palabra: significa enseñar, poner una cantidad de objetos móviles delante de la guagua, y eso hace que se pierda totalmente lo importante. Lo que quieres hacer es motivar, que es muy diferente. Significa decir: yo estoy aquí, quiero tener una relación contigo, y lo motivas a seguir interesado en tener esa relación, pues las guaguas instintivamente quieren estar junto a sus padres para sobrevivir. Si tú les hablas, los acoges, los niños aprenden a hablar y a leer sin ningún tipo de instrucción, solo porque quieren estar con sus padres, compartir con ellos lo que sienten.
Es decir, la motivación se da sola con la buena relación.
Estimular puede llevarte en una dirección totalmente equivocada, a algo intelectual, sofisticado, pero que mantiene un hueco en el desarrollo de la personalidad, pues mantienen una carencia emocional desde la base de la intimidad. Algunas guaguas saben prender el computador y la tele, y ahí obtienen un montón de estímulos, pero ningún desarrollo emocional. Un juguete musical no puede darte el desarrollo emocional que sirve de base para todo aprendizaje. Solo las relaciones lo dan.
Hoy los niños tienen cerca miles de aparatos de sus padres, como tablets y teléfonos, que parecieran hipnotizarlos. ¿Pueden ser dañinos?
Los niños de hoy desde el año saben operar con esos aparatos, es sorprendente. Son cosas que existen, están ahí, solo hay que discriminar. Tienes que pensar si a un niño de 18 meses le ayuda estar frente a una pantalla por dos o tres horas, pues el riesgo es que cuando los padres quieran estar con ellos, los niños estén pegados. El peligro es que el niño se vuelva adicto a hacer cosas solo todo el tiempo. Las tablets o la tele, o los libros, están bien en la medida en que no les den la idea de que es mejor estar solo haciendo sus cosas todo el tiempo. Si el niño siente que está mejor solo con sus libros que al tener relaciones con los demás, se vuelve un solitario. Está bien que use un poco la tablet, pero no mucho, no en la medida que lo aleje de la necesidad de relacionarse con otros.
"Si la madre siempre es amorosa entonces no tiene momentos amorosos. Una madre debe ser capaz de saber cómo se siente. El amor no es lo normal, lo normal es tener diferentes sentimientos, estar enojada o agotada. Si solo eres amorosa, estás negando o escondiendo algo de ti misma".
Has dicho que los hermanos son clave en el desarrollo de la autoestima de los niños, en su comprensión afectiva. ¿Qué pasa con los hijos únicos?
En principio no es bueno que el niño vaya directo a la sala cuna si es que no ha estado con otros niños antes, porque debe tener la experiencia para manejarse en compartir un juguete o pelear. Es importante que la madre haga que su hijo interactúe con otros niños para que conozca la inseguridad que implica, y aprenda a protegerse, a pelear por sí mismo, y también a no hacer daño: los niños chicos pueden morder bastante fuerte. Eso los ayuda a enfrentarse a un grupo de quince niños, porque la parvularia no será capaz de manejar los sentimientos de cada uno, entonces puede tener problemas al sentirse asustado o terriblemente abandonado.
¿Cómo se le enseña a compartir a un hijo único?
El sentido de la generosidad, de compartir con los otros, viene de los padres que te dan amor y comprensión. La mayor parte del egoísmo viene de los deseos obsesivos de los niños porque no tienen estabilidad afectiva, entonces se vuelven posesivos, pues no han internalizado a padres que los ayudan a soportar la frustración. He visto muchos casos dolorosos de niños que se vuelven egoístas porque los padres los crían como si fueran el centro del mundo. Y esa nunca es la realidad, hay más gente en la casa.
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