Las reales víctimas del Síndrome de Alienación Parental




El 14 de febrero pasado el Registro Civil, a través de su cuenta de Twitter dio a conocer el número de divorcios que se habían registrado en nuestro país durante el 2022. Con un total de 43.221 matrimonios oficialmente terminados —y casi 4 mil Acuerdos de Unión Civil deshechos—, el quiebre de la pareja es solo una de las aristas a considerar después de la separación. Cuando hay hijos de por medio, las rupturas y quiebres matrimoniales suelen ser el puntapié inicial para una serie de procesos complejos en términos legales y familiares que tienen que ver con la tuición y el cuidado personal de esos niños.

Casi un mes antes de que el Registro Civil publicara las cifras sobre divorcios y AUC, la Comisión de Familia y Desarrollo Social de la Cámara de Diputados se reunía para determinar si se discutiría o no la tramitación de un nuevo proyecto de ley. Uno que modificaría la normativa vigente para tipificar un fenómeno denominado Síndrome de Alienación Parental o SAP. Este concepto se refiere a un desorden que se produce primordialmente en niños y niñas que se encuentran en un contexto de disputas o juicios de custodia conflictivos. Se define como la manipulación, consciente o inconsciente, de uno de los padres, generalmente del que tiene el cuidado personal del niño, sobre la opinión que el hijo tiene del otro progenitor, con el objetivo de aliarse en contra de éste en un sentimiento de odio, lo que podría inducirlos a generar acusaciones falsas e influir en el proceso legal. Sin embargo, este concepto que pareciera tratarse de un fenómeno de salud mental —y que efectivamente fue acuñado por un psiquiatra norteamericano en la década de los ochenta—, no cuenta con reconocimiento a nivel de la comunidad médica.

Nickol Ortiz (@mamabogada) abogada especialista en Derecho Familiar explica que el el uso que se le da al Síndrome de Alienación Parental la mayoría de las veces tiene que ver con la manipulación y no con un fenómeno real médico ni con una base jurídica. “Principalmente los progenitores hombres que no tienen el cuidado personal de los hijos, solicitan que se les quite la custodia a las mujeres porque consideran que éstas manipulan a los niños contra los padres y por eso los hijos no quieren estar con ellos o no los quieren ver”, comenta.

Y es que, desde sus orígenes, el SAP tuvo un uso al menos cuestionable. Richard A. Gardner, el psiquiatra que desarrolló esta tesis, lo hizo para utilizarla como defensa en casos de juicios en los que padres habían cometido algún tipo de abuso o violencia contra sus hijos o sus parejas, según explica Nickol Ortiz. “La explicación del psiquiatra decía que el cerebro de los niños y niñas se alienaba creando estos falsos recuerdos”, agrega la abogada. “¿Quién hacía esta supuesta alienación? Las madres”. Y hasta hoy, el uso que se le ha dado a este síndrome ha continuado en la misma línea según explica la especialista. El SAP ha sido un argumento ante tribunales para deslegitimar las denuncias de mujeres en el ámbito de la violencia intrafamiliar permitiendo así que los padres obtengan la custodia de los hijos. “Cuando las mujeres han sufrido algún tipo de violencia física o psicológica y los niños lo han visto, se ha usado este supuesto síndrome para decir que la madre está poniendo en contra al niño para pedir el cuidado personal de los hijos”, aclara la abogada.

Esta manipulación de los sistemas judiciales en America Latina ha sido confirmada por un informe emitido por especialistas de la OEA en conjunto con la Relatora Especial sobre la Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas. En el documento señalan que ambas organizaciones han tenido conocimiento de múltiples casos de tuición y violencia intrafamiliar que se han resuelto tomando como base la figura del Síndrome de Alienación Parental. “Niegan la custodia de las hijas e hijos a la madre y se la otorgan al padre acusado de violencia familiar; que permiten compartir la custodia con el padre violento aún en los casos en que las hijas e hijos y la madre se encuentran en grave riesgo; o que obligan a la madre a cambiar de país de residencia para que el padre que ejerce violencia pueda convivir con las y los hijos”, explica el texto. Las especialistas de la OEA y ONU enfatizan también en que utilización de esta figura en contra de las mujeres, es también parte de la violencia de género y podría generar responsabilidad a los diferentes países por tratarse de violencia institucional.

Hasta ahora, el SAP ha sido recogido por la legislación de algunas naciones en la región como Brasil y Perú pero, sorpresivamente, —y tal como constata el informe de la OEA y ONU— esta controvertida figura ha sido aceptada por la jurisprudencia en muchos casos incluso sin un reconocimiento legal oficial. En Chile, se rechazó la votación en general del proyecto que incluiría el Síndrome de Alienación Parental en la legislación actual y la Ministra de la Mujer y Equidad de Género fue categórica en señalar que el SAP es un fenómeno sin sustento científico. Además, las recomendaciones de la OEA y de la ONU no dejan lugar a dudas: este síndrome no tiene cabida en ninguna legislación. Por eso, “recomiendan a los Estados eliminar esta figura, para evitar situaciones de vulnerabilidad tanto a niñas y niños, como a madres”.

Sin embargo, el destino del Síndrome de Alienación Parental aún no está sellado. Hoy, su rol como un nuevo actor en el escenario de la regulación de familia está todavía por definirse y quedará en manos de la Cámara de Diputados decidir si se tipifica o no como una nueva forma de violencia intrafamiliar.

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