Mi primer corazón roto fue a los cuarenta

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Desde octavo básico estuve siempre con el mismo hombre. Fue mi primer pololo y mi primera pareja. Mantuvimos una relación por más de 20 años, y cuando terminamos, hace casi diez, me vi soltera y con el corazón roto por primera vez en toda mi vida. En ese entonces tenía 37 años.

Conocí a Juan por intermedio de mi mejor amiga. Los dos teníamos 15 años. Incluso a esa edad, siendo todavía niños, mi familia y mis amigos me decían que me alejara de él porque era muy coqueto y tenía fama de mujeriego. Pero yo, porfiada como era, no lo hice. Pololeamos dos años y quedé embarazada. Tuvimos una hija, pero seguimos viviendo con nuestros papás. A los 21 años, quedé embarazada de nuevo y decidimos casarnos. Me sentía completamente enamorada. Y, por lo mismo, nunca me cuestioné casarme sin haber tenido otras relaciones.

Después del matrimonio, nos fuimos a vivir solos con nuestras dos hijas. Por mucho tiempo me dediqué a ser mamá y a ser su señora. Yo siempre he trabajado fuera de la casa porque tengo mi propio negocio, pero todo el tiempo que me quedaba libre lo dedicaba a mi familia. Mientras estuvimos casados, Juan me engañó muchas veces, con distintas personas. Cuando lo descubría lo confrontaba, pero siempre me contestaba que yo era la mujer de su vida y que nunca me iba a dejar. Yo le creía todo. Mirando atrás, no puedo entender por qué. Quizás no haber tenido otras parejas antes me hacía creer que si no estaba él conmigo, no habría nadie más.

Mi ex marido me rompió muchas veces el corazón mientras estuvimos juntos. Pero lo más difícil fue enterarme de que me engañó con una amiga de la familia, que era mucho mayor que él. Ahí me di cuenta que esto nunca iba a parar. Y que ya no podía seguir aguantándolo. Tomar la decisión de terminar con nuestro matrimonio fue muy difícil. Tenía miedo de estar sola. Él siempre me decía que nadie más me iba a querer. Como llevábamos tanto tiempo juntos, y desde tan chicos, sentía que Juan era casi como mi otra mitad. No me conocía a mí misma sin él. Él era todo para mí, por lo que no me interesaba tener otro hombre.

Tuvieron que pasar casi dos años para entender que necesitaba volver a empezar. Y así fue como, con dos hijas adolescentes y por primera vez en mi vida, me encontré soltera. Pienso que haber tenido una sola pareja durante tantos años me afectó porque no me di la oportunidad de conocer a otras personas. Viví una relación en la que no me sentía querida ni valorada, que además fue durante mucho tiempo mi único referente. Por años pensé que mi ex marido era mi mundo. Ahora me doy cuenta de que era porque no conocía otra cosa.

Siempre he tenido una personalidad extrovertida y amistosa, y tengo la suerte que la gente se me acerca conversar, pero al principio me sentía muy rara porque me costaba muchísimo tener contacto con otros hombres. Recuerdo que, bastante seguido, le decía a mis amigas: 'me muero que alguien desconocido me toque'. A pesar de eso, y como siempre me ha gustado bailar, tomé clases de salsa y empecé a salir. Y fue así, bailando, como conocí al segundo hombre con el que he estado. Fue en la playa, en una discoteque. Él se me acercó. Me pareció muy guapo, era diez años menor que yo, y me dijo que me encontraba linda. Al principio sentí pudor solo por el hecho de compartir con otra persona. Durante mi matrimonio había dejado de lado ser mujer. No me valoré y viví mucho tiempo sin pasarlo bien. Sin estar contenta. Por eso, cuando conocí a Marcelo, me entregué a la posibilidad de tener algo con él. Y me sentí como una quinceañera. Fue como volver a nacer.

Estuvimos un año juntos y tuvimos una relación maravillosa. Me volví a enamorar, aunque las cosas no terminaron bien: me confesó que me había engañado con una compañera de trabajo. Me dijo que me amaba, que no iba a volver a pasar y que por favor lo perdonara. Pero a pesar de que sufrí mucho, no pude. Luego de mi separación me había hecho la promesa de no volver a tolerar una infidelidad, y mi lealtad estuvo conmigo. Creo que fui valiente. Estaba enamorada, pero opté por cuidarme.

Desde que me separé, descubrí mi amor por los viajes, sobre todo por la playa. Partí yendo a Brasil con mi mamá y después no paré más. He organizado paseos con mis hijas, con amigas, con mis nietos. Junto la plata y compro el pasaje. No lo pienso tanto. Hay gente que me dice que lo hago como una forma de escapar. Pero yo no lo veo así. Viajo porque me gusta. Porque disfruto del sol y de estar en la playa. No tengo sueños pendientes porque vivo el día a día.

A mis 48 años, estoy soltera y me siento feliz. Me gustaría tener una pareja en el futuro, y si me enamoro me casaría de nuevo. Para mí lo primordial es estar con alguien que me quiera. Creo que una se da cuenta cuando no es así, y cuando eso pasa, aunque duela el corazón, hay que alejarse. Ahora solo podría estar con alguien que realmente me respete, me cuide y me valore. Aunque después de mi experiencia es difícil volver a confiar, estoy convencida de que existen todo tipo de hombres. Y que hay muchos que son buenos. Hay amores buenos.

Alejandra tiene 48 años y es dueña de un negocio donde vende frutas y verduras. Le encanta bailar y disfrutar del sol y la playa.

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