Mindful Eating: Cómo hacer el cambio a una alimentación consciente




Hay momentos en la vida en los que es el propio cuerpo el que hace que uno se detenga a observar los estilos de vida que ha llevado. Así lo sintió María José Silva, quien durante mucho tiempo vivió detrás del escritorio, con ritmos apresurados, dormía pocas horas al día, sufría de jaquecas constantes y se alimentaba solamente con aquello que se cruzaba por su camino. Hasta que se detuvo y se percató que se había olvidado de ella misma. Tras una serie de lecturas, visitas a maestros y un viaje a la India, en donde descubrió la ayurveda, comenzó un camino que la ayudó a equilibrarse y a encontrarse con ella misma, a demostrar sus emociones, ser quien es con libertad, y vivir una vida coherente y honesta. Y todo empezó desde la alimentación.

En 2013 fundó Marías Felices, un blog donde comparte datos, pensamientos, recetas e ideas que pueden aportar a que cada día más gente se motive a vivir una vida saludable. Pues como ella misma especifica en su portal, gracias un cambio en la alimentación, tuvo también un cambio de consciencia y de esta forma, un vuelco en la manera de relacionarse consigo misma.

En la literatura, la alimentación consciente –como dice su nombre– permite llevar la consciencia a la alimentación, a aprender a escuchar al cuerpo con sus emociones y necesidades, para así alimentarlo acorde a lo que necesita. María José, para entender lo que se conoce como mindful eating, tuvo que percibir primero lo que verdaderamente significa el ser consciente, lo cual hoy entiende como la comprensión o intuición que resuena en el interior de las personas, de las cosas que le hacen sentido a uno y al cuerpo. “Primero tuve que entender cómo funcionaba yo, y después entender qué le doy a esta máquina para que funcione de la mejor forma posible y no estar enferma, inflamada o con jaquecas. Después apliqué consciencia, es decir, conocimiento y presencia al mismo tiempo a lo que comía”, explica.

En cada ida a los supermercados antes de seleccionar los productos que metería a su carro, María José se preguntaba el origen de esos alimentos y de qué manera estaría aportando a su cuerpo. “Por ejemplo el atún, es un pescado que viene del mar y que fresco duraría tres días máximo en refrigeración, entonces me preguntaba ¿Cuanto de ese alimento queda en una lata que está hecha para que dure tres años? ¿Cuánto me aportará? El cuestionarse el origen de los ingredientes de ese producto que estas comprando tiene que ver con ponerle consciencia a lo que le estás aportando a tu cuerpo”, explica.

La nutricionista holística María Paz Calvo tiene su consulta en el Centro Chileno de Nutrición Holística donde se enfocan en cambiar los estilos de vida y hacer entender que la alimentación, medioambiente, mente y emociones en balance, son los mejores aliados del sistema inmune. Explica que estamos tan desconectados de nuestro cuerpo que cualquier emoción la confundimos con hambre. “Siempre les digo a mis pacientes que mis planes son la puerta de entrada para que ellos mismos se conviertan en sus mejores doctores, pues nadie mejor que uno conoce su propio cuerpo. Tiene que ver con conocerse y conectarse con lo que te hace bien y lo que te hace mal, para así poder, de manera consciente y completa, tomar las decisiones correctas para estar sano o sana”, explica.

Para esta nutricionista, el poder de los alimentos hace maravillas: consumir alimentos que ayudan a secretar serotonina en el cuerpo, aquellos altos en triptófano que apoyan al buen descanso y regulación del ciclo circadiano de la persona; el consumo principalmente de grasas saludables que el cuerpo usa para producir hormonas y que mantiene la flexibilidad celular, comer vegetales que enriquecen la biodiversidad de bacterias intestinales, suplementación de-por ejemplo- probióticos, entre otras cosas. Y es que, el combustible de nuestras células, proviene de lo que comemos. Frente a esto, hace María Paz se pregunta ¿Con qué decidimos alimentarlas? “El momento de cocinar o de sentarse a comer debe ser un momento importante y consciente, mirar nuestro plato sin distracciones como televisión, trabajo o celular y preguntarnos, esto que estoy a punto de comer, ¿es nutricionalmente denso? ¿Me hace sentir bien después de comerlo? Cada bocado que ingresa a tu boca es la oportunidad para elegir salud o enfermedad”, comenta.

Cuando un alimento nos causa alergia o inflamación, los síntomas no son solamente digestivos, pueden afectar nuestra energía, calidad de la piel, pelo, articulaciones, alergias, mucosas, calidad del sueño e incluso nuestro estado de ánimo. Por esto, la especialista agrega que conectarse con nuestro cuerpo, escucharlo y hacer un escáner completo de como nos sentimos tras consumir ciertos alimentos, es una herramienta muy poderosa para saber si lo que estás comiendo te está nutriendo o no.

Según explica, la falta de diversidad nutricional en cuanto a vitaminas y minerales es el principal problema, por ejemplo, del manejo del peso pues el cuerpo nunca va a perder algo que cree va a necesitar después. “En Chile somos muy afortunados de tener acceso a una gran variedad de verduras como berros, variedades de acelgas, hojas de mostaza, especias como jengibre, cúrcuma, romero, tomillo, hierbas variadas como manzanilla, boldo y cedrón; frutas antiinflamatorias como el maqui y una amplia gama de pescados y mariscos. Todos excepcionalmente sanos como los locos, el pulpo y la trucha de río. Un comentario común de mis pacientes es que pasan del ‘no puedo comer eso’ (como por ejemplo azúcar) al ‘no quiero comer eso’, por que se sienten tan bien que ya no ven vuelta atrás a la rutina de vivir todos los días con un cuerpo enfermo e intoxicado”, concluye la especialista.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.