Paula

Mira cómo viste y sabrás quién es

Carla-Guelfenbein

Nuestra vestimenta suele ser una forma de manifestación de nuestra identidad, de nuestro yo. Muchas veces, incluso, de conocernos. No sabemos que podemos ser osados en el vestir hasta que un día nos compramos ese atuendo que pensábamos jamás usaríamos, y salimos a la calle sintiendo que hemos traspasado una frontera personal, mínima, pero significativa.

La forma en que vestimos es un lenguaje. Lo usemos de manera consciente o no, este envía señales, siempre. Una corbata colorida sobre una camisa negra no expresa el mismo mensaje que una gris sobre una azul; o una falda de cuero hasta los tobillos, que una que apenas cubre las partes más intimas; o un grueso cinturón dorado con el logo de Chanel, que un discreto cinturón de cuerina. Todo habla. La presencia o la ausencia de un atuendo constituye un discurso. Pero el asunto va más allá, porque las reacciones del otro ante nuestro atuendo también lo son. Esto fue lo que presenciamos hace algunas semanas en el Congreso.

Una polémica que llamó incluso la atención de medios extranjeros y que fue catalogada por ellos como "absurda". La situación fue así. El abogado Jaime Bassa fue invitado a una sesión en la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, donde él, como experto, debía hacer una exposición. Jaime Bassa es abogado de la Universidad Católica, magíster en Derecho de la Universidad de Chile y doctor en Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona. Además es docente de las universidades de Valparaíso, Adolfo Ibáñez y Viña del Mar.

Iniciada su exposición, un diputado de la UDI lo interrumpió para plantearle su molestia por no llevar corbata y chaqueta. Lo acusó de faltarles el respeto al no cuidar de su apariencia de la misma forma en que ellos lo hacían. Su posición fue fervientemente apoyada por otro diputado. El abogado vestía una pulcra camisa blanca y pantalón negro, y su apariencia, al mirarlo en el video, es, a mi parecer, la de un hombre joven, pulcro, sencillo y moderno. La discusión duró al menos diez minutos.

Insólito, considerando que el tema que los convocaba era de suma importancia y que el aporte que daría el abogado Bassa era esencial. En este episodio hay varios discursos. Uno está ilustrado en el ejemplo que dio el diputado Tohá cuando dijo que le parecía normal que los invitados externos usaran un atuendo que les resultara natural, y que era ridículo, por ejemplo, que en la Comisión de Pesca se les exigiera a los pescadores que acudían a hacer una exposición que usaran terno y corbata.

En suma, de lo que habla el diputado Tohá es de la imposición de una parte de la sociedad de amoldar al resto a SUS cánones, sin importar su identidad. De este lamentable episodio también leemos que hay sectores importantes de nuestra sociedad -como dos honorables miembros del Parlamento- que consideran la apariencia más relevante y significativa que nuestras aptitudes, conocimiento y capacidad.

El tercer discurso es el que Bassa manifestó más tarde a la prensa: esta imposición, en lugar de acercarnos, profundiza la diferencia entre la ciudadanía y sus representantes. Y por último está el mensaje de la camisa blanca sin corbata ni chaqueta. Como connotado académico y abogado, no me cabe duda de que Bassa era consciente de lo que hacía. Su mensaje fue claro: este soy yo. Un hombre sencillo, moderno, no dispuesto a ceder ante convenciones inútiles, y que, por sobre todo, pone su trabajo por delante. Un representante, en suma, del Chile que muchos queremos.

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