Mitos sobre la alimentación basada en plantas que es tiempo de aclarar




Considerando que el 14% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial se generan desde la industria ganadera, que la ganadería industrial es responsable de gran parte de la deforestación del Amazonas, y que para producir un kilo de carne de vacuno se necesitan unos 15.000 litros de agua –el equivalente a lo que usa una persona promedio en cien días–, no es de extrañar que muchas personas, preocupadas por el medioambiente, estén incursionando en una dieta basada en plantas, ya sea el vegetarianismo o el veganismo.

Incluso quienes no tienen una conciencia ambiental demasiado arraigada a su identidad pueden ver los beneficios que la disminución del consumo de productos animales genera en su salud. Según la OMS, la carne procesada es un cancerígeno del Grupo 1, lo que significa que existe evidencia convincente de que su alto consumo puede producir cáncer. Aún así, y aunque cada vez es más fácil y barato encontrar productos de origen vegetal en supermercados y tiendas especializadas, sigue existiendo mucha desinformación sobre estos tipos de alimentación. Según la encuesta El Chile que vive, publicado por CADEM en 2018, hay cerca de 750 mil veganos en el país y alrededor de 2,5 millones de vegetarianos, por lo que no está de más aclarar mitos y dudas al respecto.

Lo primero a aclarar es que ser vegetariano y ser vegano no es lo mismo. Los vegetarianos no consumen carne de animales, pero sí otros productos derivados de ellos, tales como el huevo y la leche. Un vegano, en cambio, no consume productos derivados de animales, en ninguna de sus variedades. Lo cierto es que muchos veganos fueron primero vegetarianos, pues empezaron a dejar lácteos, huevos y carnes de forma gradual hasta eliminarlos en su totalidad.

Uno de los principales temores de las personas que quieren empezar a seguir una dieta vegana es la supuesta falta de proteína que podrían experimentar. Según The Vegetarian Resource Group, existen distintas formas para conseguir la dosis recomendada de proteína: “Casi todos los vegetales, legumbres, granos, frutos secos y semillas contienen algo -y usualmente mucho- de proteína”.

Hay quienes se embarcan en el vegetarianismo o veganismo con el objetivo de comer de forma más saludable. Y no es de extrañar, considerando que distintos estudios han demostrado que quienes llevan dietas basadas en plantas tienen menor riesgo de sufrir enfermedades crónicas. “Pero ser vegano y vegetariano no te hace automáticamente una persona más saludable”, asegura la nutricionista norteamericana Elena Fricke, médico tratante del prestigioso centro médico californiano Cedars Sinai, y agrega: “Muchos sustitutos de la carne son alimentos altamente procesados. La azúcar refinada es de origen vegetal. Las personas ven ‘de origen vegetal’ y lo miran como una mejor opción, pero puede no serlo. Que sea de origen vegetal no es suficiente para mejorar la salud”.

Sin ir más lejos, las papas fritas y los aros de cebolla son veganos, mientras que otras personas basan su alimentación vegetariana en el consumo de pastas. Lo cierto es que para poder obtener los beneficios que ofrece una dieta libre de animales, es fundamental aprovechar las distintas frutas y verduras que ofrece cada estación, y no quedarse en la alimentación habitual pero sin carnes.

Dicho todo esto, sí existen ciertos suplementos alimenticios con los cuales una dieta basada en frutas y verduras se podría ver beneficiada. Especialmente la vitamina B12, fundamental para el funcionamiento normal del sistema nervioso, pues no se ha encontrado la cantidad suficiente en ningún alimento de origen vegetal. Una dieta vegana no tiene por qué ser sinónimo de malnutrición. De hecho, una dieta balanceada libre de productos de origen animal es capaz de potenciar el funcionamiento del sistema inmunológico, mejorar la actividad cardiaca, entregar resistencia e, incluso, optimizar las funciones de distintos órganos. Pero para esto es importante asesorarse, idealmente por expertos en nutrición vegetariana y vegana, para asegurarse de estar consumiendo todos los nutrientes necesarios para vivir de forma saludable.

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